Suspendido

Calma chicha en Manhattan: el Mundial de 6 Metros arranca en blanco en Nueva York

La falta de viento obliga a suspender la primera jornada del campeonato, con 29 embarcaciones, entre ellas el Bribón de Don Juan Carlos, a la espera de estrenar la competición

Suspendidas las regastas de hoy
Suspendidas las regastas de hoyMaría Muiña

Nueva York amaneció en calma y el Hudson se convirtió en un espejo. Ni una brisa, ni un soplo de aire capaz de mover las velas. Así, la primera jornada del Campeonato del Mundo de la clase 6 Metros se cerró en blanco. Los 29 barcos inscritos, procedentes de nueve países, aguardaron con la paciencia que exige el mar… y terminaron la jornada sin competir. La intensidad del viento, por debajo de los 4 nudos, no dio tregua.

En las regatas, como en la vida, la espera también forma parte del juego. Y ayer la flota internacional que se ha reunido en Nueva York tuvo que conformarse con la escenografía majestuosa de la ciudad como telón de fondo: la silueta de Manhattan recortada en el horizonte, el agua inmóvil y el rumor de las grúas del puerto acompañando a las tripulaciones varadas en una calma absoluta.

Ninguna actividad hoy en el puerto neoyorquino
Ninguna actividad hoy en el puerto neoyorquinoMaría Muiña

La competición, sin embargo, no se da por perdida. Los organizadores han fijado para mañana miércoles (hora española) el inicio oficial del campeonato, con la esperanza de que Eolo -el dios de los vientos- se apiade de los marineros y permita inaugurar el marcador. El calendario prevé recuperar las pruebas aplazadas, de modo que el desafío sigue intacto: coronar al nuevo campeón del mundo de una de las clases más legendarias de la vela internacional.

Así, la primera jornada del Mundial queda en suspenso. Los equipos, que representan a países de tradición marinera y a otros recién llegados a esta clase, ajustan planes y confían en que el miércoles sea, por fin, el verdadero pistoletazo de salida. Hasta entonces, queda la calma, el ritual de revisar cabos y velas, y la certeza de que en la espera también se gesta la emoción.