Destrozada
Carolina Sobe reconoce estar medicada tras morir su hermana y el calvario para enterrarla
La colaboradora lo ha pasado fatal. Su hermana ha fallecido y ahí dieron comienzo a más problemas que les ha hecho sufrir aún más
Carolina Sobe ha atravesado los peores meses de su vida, pero el mundo realmente se le ha venido encima el pasado fin de semana. Después de más de un mes y medio en coma, su hermana Dnoé Lamiss ha perdido la vida, dejando a su familia desolada. “Mi hermana mayor lleva 40 días en coma, ingresada en la UCI. Lleva mucho tiempo delicada porque tiene una neumonía que se le ha complicado con una patología en el corazón, la válvula mitral”, revelaba la semana pasada la colaboradora de ‘No somos nadie’ a sus compañeros.
Pese al grave estado de Dnoé y a seguir en la Unidad de Cuidados Intensivos, había experimentado una leve mejoría en los últimos días. Esto animaba al optimismo de sus seres queridos. Nada hacía presagiar que finalmente perdería la batalla a los 53 años, lo que ha supuesto un durísimo varapalo para todos. “Después de muchos días de lucha, nos dejas. Vuela alto vida mía. Te quiero hermana. 24/03/1972 – 07/09/2025”, anunció la que fuese concursante de ‘Gran Hermano’ y muchos otros realities de Telecinco.
Carolina Sobe, medicada tras su pérdida
Durante el mes y medio que ha estado en la UCI, Carolina Sobe ha estado al lado de la cama de su hermana. Le ha acompañado hasta su último suspiro. Ahora que afronta el duelo, ha perdido totalmente las fuerzas, aunque ha entendido necesario retomar su vida y, con ello, también su trabajo. Así lo ha hecho regresando al plató de ‘No somos nadie’, donde no ha podido contener las lágrimas ante las muestras de cariño y preocupación de sus compañeros. Es ahí cuando se ha venido abajo y se ha desahogado con la audiencia.
“Estoy jodida. Estoy medicada, sí que puedo decir cualquier burrada”, advertía Carolina Sobe en el programa, tratando siempre de echar mano al humor como coraza protectora de sus sentimientos. Rota, con la voz entrecortada, finalmente ha desvelado que, “en pocas palabras, que mi hermana no está porque entró con una neumonía que se complicó. La tenían que operar de la válvula y lo que luchó pues se tradujo en muerte cerebral. Ya ahí no se podía hacer nada”.
Carolina Sobe era la segunda de cinco hermanos, ahora ha perdido a su hermana mayor. Está destrozada y reconoce que todos en la familia “lo hemos pasado fatal”. Y lo siguen pasando horrible, también por los obstáculos que se están encontrado incluidos en su drama: “Quiero decir que me parece una vergüenza que en este país no te puedas morir si no tienes dinero. Hay gente que no se puede pagar un entierro y lo pasan fatal. Que luego hay ayudas para todo, pero si hay una persona que fallece y no paga los servicios funerarios, ¿cómo hacen para enterrar a su familia? He vivido un auténtico calvario”.
La colaboradora se queja de las dificultades que tiene para dar sepultura a su hermana tras su trágica muerte: “Mi sobrino, que no está trabajando ahora, le dijeron que le iban a hacer un entierro social. Que se supone que de los costes se hace cargo el Ayuntamiento y la Comunidad de Madrid. Le dijeron que estaba todo solucionado y que había que esperar un par de días para recoger el cuerpo. Llamamos a Servicios Sociales y nos dijeron que estaban pidiendo un montón de papeles que no entiendo para qué Yo dije que me daba igual, que me dijeran dónde estaban las cenizas de mi hermana y que yo me encargaba, pero resulta que ella estaba aún en el hospital”.
Carolina Sobe se lleva las manos a la cabeza al desvelar la elevada cifra que hay que pagar para enterrar a un ser querido en nuestro país: “¡Hasta 6.000 euros para enterrar a una persona, ¿esto qué es? Logré contactar con unas a las que les doy las gracias, porque nos han tratado muy bien. Al tener trabajadora social, pues pensamos en hacerlo todo de una y después ya nos enteramos que no había seguro, pero al final nadie te avisa ni te llama. Por fin hemos podido incinerarla”, reconoce. “Mi hermana quería que la mitad la dejáramos en el mejor sitio del mundo, en Benidorm, y la otra mitad con mi madre. Es una pena, porque solo tenía 53 años”.