Cocina gourmet
Cristina Comenge, el secreto de la bechamel de los 2.5 millones
Su empresa “Oido Cocina Gourmet” produce 50 toneladas de croquetas y exporta su producto a mercados como China, Japón, Francia o Luxemburgo
Su sueño era el mismo que el de su abuelo, pero 70 años después. La idea nació en un pequeño obrador, de apenas 200 metros cuadrados, del barrio de San Blas. Allí, Cristina Comenge Barreiros y su marido, Diego Gómez-Monche Betancort, dieron forma al negocio que algunos consideraban un disparate: hacer de la croqueta un manjar gourmet. Para todo ello contaban con lo justo: un pequeño cuece cremas de 50 litros y sus manos, para hacer las croquetas, que fabricaban únicamente de jamón, para los 5 únicos clientes que tenían. Mientras Cristina las cocinaba, Diego se encargaba del reparto en un congelador portátil. “Oído Cocina Gourmet” es una empresa, cien por cien familiar, en la que los dos apostaron todo, dejando sus respectivas carreras por el camino. Diego, abandonó su carrera como financiero y su trabajo en banca, para dirigir y coordinar el proyecto. Cristina Comenge, por su parte, ponía el punto profesional del tándem. Tras licenciarse en Derecho, había estudiado cocina en la Escuela Ritz Escoffier, de Paris, y tras abrir en 2007 el restaurante Oven 180, abandonó todo por la idea de crear la croqueta perfecta. Precisamente, el restaurante le sirvió de banco de pruebas para poner en valor sus croquetas, consideradas por muchos clientes como las mejores de Madrid.
ADN empresarial en la familia
A partir de la receta original de croqueta, se trataba de crear una empresa familiar de principio a fin que no perdiera de vista la idea de hacer de ella un negocio rentable. De casta le viene al galgo. El espíritu empresarial está fuertemente enraizado en el ADN familiar. Cristina Comenge, es hija de Mari Luz Barreiros y nieta del célebre Eduardo Barreiros, uno de los pioneros en la industria automotriz española y mundial. Barreiros forma parte de la lista de geniales inventores del siglo XX, al mismo nivel de celebridades como Nicola Tesla, Henry Ford, Steve Jobs o los hermanos Wright. El industrial gallego, reconocido en los años 50 por el periódico The New York Times como uno de los empresarios más importantes de Europa, se hizo mundialmente conocido por patentar en 1951 un método para modificar motores de gasolina para que usaran gasoil, consiguiendo reducir su consumo y con ello, sus costos y abriendo el mercado mundial al motor diésel como hoy lo conocemos. Barreiros se dio cuenta que tras la Guerra Civil, en España había poca disponibilidad de nafta, pero mucha de gasoil, un combustible más barato y cuyo consumo era menor. Así que pensó que el negocio estaba en modificar motores de gasolina para que usaran gasoil. Tras su invención Barreiros fundo en 1954 la fábrica de motores Barreiros Diésel, aprovechando sus dotes para el marketing y la publicidad para difundir mundialmente el invento. Un gallego que gracias a una idea genial y barata llegó a darle trabajo a 20.000 personas y a fabricar casi el 50% de los camiones y tractores de España, exportando productos a 27 países y convirtiéndose en la tercera empresa madrileña de la época tras Renfe y Standard Electric.
Salvando las distancias y el tiempo (setenta años después), hoy su nieta se sirve de sus mismas dotes empresariales para exportar su idea de croqueta gourmet. Junto a su marido y emulando las dotes de marketing del abuelo Barreiros, la pareja ha creado un grupo empresarial dedicado a la explotación del negocio de la bechamel. En enero de 2012 crearon Mambarre SL, dedicada a la explotación de servicios de restaurante y bares. La empresa facturó en 2021 por encima de los 900.000 euros de beneficio. En diciembre de 2015 Comenge fundó, como continuidad de Monbarre, la sociedad Croquetas Fast SL, dedicada a los servicios de restauración y catering. La empresa, que utiliza como nombre comercial “La Cocreta”, es un ejemplo de empresa de éxito. Sus números así lo indican. Al cierre de 2022, la sociedad declaró una facturación de 2.5 millones de euros. Una cifras que no hace que la pareja se deje llevar por el conformismo.
3.7 millones para 2023
Su idea es crecer en clientela sin perder calidad. “Nuestros cálculos para 2023 es cerrar el año con ventas cercanas a los 3.7 millones de euros”, apunta Comenge. Unas ventas millonarias animaron a la pareja a internacionalizar su idea de producto. Por eso, desde hace unos años, la empresa exporta sus famosas “cocretas” a otros países del viejo continente como Francia o Luxemburgo, donde el producto ha conseguido gran aceptación. La receta ha llegado a cruzar el océano, alcanzando países tan dispares como China o Japón, unos mercados emergentes donde la exportación aumenta cada año de forma exponencial.
La empresa, que celebra estos días su décimo aniversario, fabrica 50 toneladas de croquetas, y más de 16 sabores (aunque la estrella sigue siendo la de jamón) y emplea a 32 personas de forma directa y 60 de de modo indirecto. Además, aparte de trabajar para empresas de caterings y retailers, Cristina y Diego han conseguido desarrollar sus propios puntos de venta en grandes centros comerciales como, El Corte Inglés o Mercadona, donde tienen sus propios “carritos”.
16 variedades y pan japonés
Puerro confitado, boletus eludís, pasando por las de queso azul, trufa negra, bacalao o espinacas a la crema, son algunas de las dieciséis variedades de croquetas, que Oído Cocina Gourmet, la empresa de Cristina Comenge ofrece, también a través de su canal online. Según su propia publicidad, no incluyen colorantes, conservantes ni saborizantes, y están rebozadas con panko, un pan rallado japonés que absorbe menos aceite.
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