Opinión
El diario de Amilibia: Ay, la travesti Marisú
"Su habilidad como travesti será uno de los números más fuertes de la pista central del circo nacional"
Leo sobre la vicetiple primera del Gobierno: «De lunes a viernes, María Jesús Montero defiende la financiación singular de Cataluña como ministra y los fines de semana defiende la igualdad entre españoles y territorios como candidata a la presidencia de la Junta de Andalucía». O sea, que en este momento de grandes rebajas tenemos en el supermercado político dos Marisús por el precio de una: la Marisú A y la Marisú B. No sé con cuál de las dos quedarme, con la que baila sardanas con Junqueras o con la que se pone el traje de faralaes y baila sevillanas con Juan Espadas. Su habilidad como travesti será uno de los números más fuertes de la pista central del circo nacional. Su pasión y entrega defendiendo dos ideas opuestas a la vez pasará también a los anales del trampantojo político inventado por el Apolo de la Moncloa, su dios, su maestro.
Podría ser el dios Jano (versión femenina) en el Olimpo de la Moncloa. Este dios romano tenía dos caras: una miraba al futuro y la otra al pasado, simbolizando así su dominio sobre el tiempo y su capacidad para observar los dos extremos de un proceso. Portentoso. Pero no se queda atrás Isabel Díaz Ayuso, a quien Óscar López, su admirador ardiente y constante, parece haber visto en Torre Pacheco, armada de bate y cadenas y dispuesta a cazar magrebíes como una Agustina de Aragón cañoneando a los franceses. Y todo sin salir de la Puerta del Sol. Para Óscar López, la presidenta madrileña posee el don milagroso de la bilocación, como, por ejemplo, sor María de Jesús de Ágreda, que evangelizaba indios en Nueva México y Texas sin salir nunca de su claustro español. Ah, sobre el cuponazo catalán dice Page: «Nos toman por tontos». Pregunta para la travesti Marisú: ¿lo somos?