Confesiones
La difícil crisis de pareja de Borja González y Ana Solma antes de viajar a ‘Supervivientes’
Es uno de los concursantes más fuertes de esta edición, aunque en su cabeza pesa un “distanciamiento” con la madre de su hijo
Borja González está dejándose la piel en ‘Supervivientes 2025’, después de pasar con fortuna por ‘La isla de las tentaciones’. Al programa especializado en infidelidades acudió junto a su novia, Ana Solma, con la que quiso poner a prueba los cinco años de relación. Lograron superar el difícil reto de verse tentados en República Dominicana, lo que hizo que después se embarcaran en la importante aventura de tener su primer hijo en común. Pero parece que este reto está siendo el más difícil por el que están atravesando, sumándose también ahora el hecho de que él ha saltado desde el helicóptero para pasar penurias en los Cayos Cochinos. Parece que la pareja no está en su mejor momento e incluso se habla de crisis. Ha sido la propia Ana quien ha puesto estas dificultades en su noviazgo en el programa de Mtmad ‘Recién nacidos’, donde no ha ocultado que lo suyo con Borja González está zozobrando.
Las exigencias del día a día suponen una fuente inagotable de discusiones para la pareja. Aunque formaban muy buen equipo y demostraron el año pasado en ‘La isla de las tentaciones’ que lo suyo era estable y que nada podía con su amor, lo cierto es que ahora sí que han encontrado motivos para pensar en distanciarse. “Voy en automático, nos falta organización, saber gestionar lo que tenemos que hacer. Hay mucho estrés, trabajamos mucho y eso con el peque nos genera mucho estrés”, reconoce Ana Solma en conversación con la psicóloga María Ros, a quien plantea sus problemas en busca de herramientas para lograr el éxito en sus propósitos personales y también familiares.
Toda esta presión ha provocado que las discusiones estén a la orden del día y se vea cada vez más lejos de su pareja. Esto se agravó tras dar a luz a su hijo, sobre todo cuando se animó a retomar sus compromisos profesionales, suponiendo un estrés difícil de gestionar: “Solo deseaba que Borja se fuera de casa para poder llorar, porque sentía que nadie me iba a entender. No tenía ganas de absolutamente nada”, describe cómo se sentía sola ante un problema de pareja. Y no culpa a Borja González, porque reconoce que han hablado mucho sobre el tema y que comunicación no les falta, aunque quizá no sea la más efectiva. Él mismo reconoce que viven en realidades paralelas y que hablando no llegan a solucionar sus diferencias, que al final terminan convirtiéndose siempre en discusiones y enfrentamientos: “Nuestro punto débil es no hablar las cosas bien y no pedir perdón”, añade Ana.
Por ejemplo, uno de los problemas en los que no encuentran un punto de acuerdo es sobre la idea de tener un segundo hijo. Ana desea darle un hermanito a su hijo, mientras que Borja González se niega en rotundo y descarta por completo esta posibilidad. No quiere replantearse ampliar la familia, pues considera que ya bastante presión tiene ahora, no pega ojo y tiene muchos proyectos en mente que un niño podría dificultárselos. Eso sí, sigue pensando en un futuro en común con su chica, de ahí que incluso se replantee la idea de hincar rodilla y pedirle matrimonio. Eso sí, emplaza este decisivo momento a “dentro de unos añitos”. A ver si su relación aguanta el paso del tiempo y la nueva prueba que supone la marcha de él a ‘Supervivientes’, pues ambos reconocen que su vínculo está debilitado.