
Inesperado regreso
Coto Matamoros confiesa que sigue drogándose y carga muy duro contra Kiko Matamoros
El excolaborador ha concedido una incendiaria entrevista en la que habla de su infancia, de su hermana y su relación estrecha con las drogas

Los hermanos Matamoros llegaron a la televisión como dos apisonadoras, arrollando todo a su paso. Dos huracanes que entraron en conflicto y pronto comenzaron a presentar batalla en los platós, elevando el tono quizá demasiado y dando mal ejemplo a la audiencia. Así, Coto Matamoros comenzó a alejarse de los focos y su presencia en los medios ha sido anecdótica después de su éxito en ‘Crónicas Marcianas’, entre otros. Por su parte, Kiko Matamorossigue siendo uno de los rostros habituales, gracias a asociar su imagen al universo ‘Sálvame’.
Pero Coto ha regresado y lo hace con intención de hacer ruido y escandalizar. Al menos eso es lo que consigue, aunque su empeño sea tan solo hacer un dibujo actualizado de su vida, sin poner filtros ni andarse con eufemismos. De ahí que hable sin reparos sobre el consumo de drogas, pasado y actual, así como su agrio enfrentamiento con su hermano.
Coto Matamoros echa pestes de su hermano Kiko
A través de una entrevista al podcast ‘Worldcast’ de Pedro Buerbaum, que se ha ido viralizando, el hermano de Kiko Matamoros se confiesa. No hay tabúes a la hora de hablar de su estrecho vínculo con las drogas, los viajes extracorpóreos que ha experimentado, su complicada infancia o su inexistente relación con su hermano. Sobre este último no experimenta bonitos sentimientos: “Yo sufro eso que Freud definió como ambivalencia fraterna, que es cuando una persona desarrolla unos sentimientos contradictorios contra su hermano. En mi caso tengo una relación con una persona que tiene un trastorno psicológico serio. Y con eso tienes que aprender a vivir”.
Es duro al tratar el tema de Kiko, cuyo problema dice partir desde su mismo nacimiento: “Mi madre debió de ser objeto de un experimento que salió mal. Traer al mundo a algo así no es fácil”. No disimula su animadversión hacia el colaborador, de quien se distancia diciendo que tienen “personalidades casi opuestas”. De ahí que la reconciliación se atisbe imposible. Y es que su guerra se declaró siendo niños, lo que se ha convertido en crónico:
“Uno odia al otro y no sabes por qué, pero hay una razón. Se compite desde niño. En mi familia se fomenta esa competición. Y siempre hay uno que gana y otro que pierde”. Al parecer, el que perdía era Kiko que “siempre tuvo dificultades con muchas cosas, sobre todo con las matemáticas, y todo eso le fue dejando un pozo de desesperanza (…) La envidia realmente lo que desea es tu muerte, tu destrucción. Los envidiosos siguen envidiando a la gente después de muerta”.
Su estrecha relación con las drogas
Pero Coto Matamoros ha hablado también ampliamente sobre su relación con las drogas, un mundo en el que se ha sentido cómodo desde muy joven y el que aún frecuenta. No lo niega, incluso puede parecer que presuma de ello. Comenzó siendo un niño y ya con 15 años ya estaba experimentado, pues empezó a lo grande, “con heroína directamente”. “Voy a Tenerife a estudiar. Tenerife era uno de los pocos lugares donde había heroína en España, porque tenía mucho tráfico de pesca, coreanos… había una señora que vendía heroína y allí seguí un par de años hasta que un día llegué a ver a mi madre aquí en Madrid y dijo ‘este se está muriendo, qué le pasa, ¿no?”.

“Me empezó a llevar por todos los médicos y ninguno sabía nada, porque no es que la heroína estuviera haciendo adelgazar, es que yo todo el dinero que tenía me lo gastaba en heroína. No comía”, confiesa Coto Matamoros, que reconoce que lo dejó por su madre: “Una vez que volví a Tenerife, pensé que no me compensaba darle un disgusto a mi madre o que mi madre estuviera preocupada por un vicio que yo tenía. Así decidí cortarlo y lo corté del tirón”. No le fue duro, “son cinco días que estás mal, pero una vez que lo pasas no hay más”.
Pero claro, al desaparecer la heroína de su vida, aparecieron otras muchas sustancias. La primera, la cocaína. Una droga con la que aún coquetea, aunque dice saber lo que hace y tener control sobre su propia adicción: “Soy un tipo muy frío para todo eso. Sé que las drogas destruyen a todas las personas, pero hay otro tipo de personas, entre las que me encuentro, que tienen cierta facilidad de control sobre la droga”. Pero aun así no engaña y pide a la gente que no siga su ejemplo, pues es peligroso: “Respeto la libertad individual de alguien que decida drogarse. Es una decisión personal”. Él sigue dándoles uso, teniendo una relación “amistosa” con ellas, porque entiende que “la vida si no experimentas o buscas emociones es un coñazo”.
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