Familia unida

Laura Matamoros y el renacer de su vínculo con Anita: "Hemos priorizado nuestra relación de hermanas, estamos en paz y tranquilas"

Tras años marcados por distancias y titulares, las hijas de Kiko Matamoros demuestran que los lazos familiares, cuando se cuidan desde la calma y la madurez, pueden reconstruirse desde el amor

Laura Matamoros, ayer en la fiesta aniversario de Tacha en Madrid
Laura MatamorosGtres

En un momento de introspección y madurez personal, Laura Matamoros ha decidido alzar la voz sobre uno de los temas que más curiosidad ha despertado en los últimos tiempos: su relación con su hermana pequeña, Anita. Lejos de los focos y de la exposición constante que marcó su juventud, la influencer atraviesa una etapa de equilibrio en la que, según confiesa, ha aprendido a colocar en el centro lo verdaderamente importante: la familia.

La hija mayor de Kiko Matamoros se ha alejado, en los últimos meses, de la vorágine televisiva que durante años acompañó su apellido. Aunque recientemente regresó a la pequeña pantalla con su participación en "Supervivientes 2024", Laura insiste en que su decisión no tuvo nada que ver con la fama, sino con la necesidad. "Entré porque es mi trabajo. Tengo que alimentar a mis hijos. No podía rechazarlo en ese momento, económicamente hablando", confesaba sin rodeos en el programa "Madres: desde el corazón", donde mostró una versión más humana y real que la que solía ofrecer frente a las cámaras.

Uña y carne

Ahora, con la misma sinceridad, ha querido aclarar en qué punto se encuentra su relación con Anita, con quien ha vivido etapas de cercanía absoluta y otras de distancia emocional. Las hijas de Kiko Matamoros y Makoke siempre fueron "uña y carne", pero las tensiones familiares -y las inevitables diferencias personales- provocaron ciertos desencuentros que, durante un tiempo, parecían difíciles de superar. Sin embargo, ambas han demostrado que el cariño puede más que el orgullo.

Hace apenas unos días, las hermanas compartían una divertida tarde de pilates en Madrid, una de esas pequeñas rutinas que hablan de complicidad más que de espectáculo. "Me la he traído a hacer cosas chulísimas. El final regular, pero mejoraremos", escribía Anita en tono cómplice junto a un vídeo en el que ambas se reían de sus torpezas. Laura, por su parte, no tardaba en responder con entusiasmo: "¡He flipado! Me ha encantado, quiero volver, quiero todo contigo". Un intercambio breve, pero cargado de significado.

Sin embargo, ni siquiera los buenos momentos se libran del escrutinio público. Las redes sociales se llenaron de comentarios cuestionando su reconciliación, a lo que Laura respondió con una serenidad poco habitual en ella: "Sigo leyendo comentarios que me dan pena. Antes me frustraban, pero ahora sé que lo importante es que hemos priorizado nuestra relación de hermanas. Estamos en paz y tranquilas".

Sus palabras reflejan una evolución emocional notable. "Todos cometemos errores y muchas veces tener inteligencia emocional es lo que nos permite superar ciertas cosas y vivir con amor", añadía en sus stories, subrayando que Anita no solo es su hermana, sino una pieza esencial de su día a día.

En tiempos en los que la exposición pública amplifica los conflictos familiares, Laura y Anita parecen haber encontrado la fórmula para sanar desde la empatía. Su historia no es solo la de dos hermanas mediáticas que se reconcilian, sino la de dos mujeres que, tras aprender de sus heridas, han decidido priorizar la paz sobre el ruido. Porque, al final, como ellas mismas demuestran, los lazos de sangre se fortalecen cuando se elige quererse desde la calma.