Entrevista
El millonario negocio de Al Bano más allá de la música: “Facturo unos 4 millones de euros”
El cantante habla con LA RAZÓN sobre su bodega, con una producción que roza los 2 millones de botellas al año que distribuye en varios países
Es uno de los cantantes más conocidos a nivel internacional, pero algunos desconocen que Al Bano tiene el mismo tino para la música que para el vino. Desde hace más de 50 años dirige su propia bodega, un proyecto que comenzó como parte de una promesa que le hizo a su padre si conseguía triunfar como cantante. “Me marché del sur de Italia para irme a Milán, porque era la mejor ciudad para desarrollar todas mis fantasías. Antes de irme, le dije a mi padre que volvería, pero habiendo conseguido el éxito, y con ese éxito haría una bodega. Le prometí que el primer vino que hiciera llevaría su nombre. Él me dijo que los sueños estaban muy bien, pero que la vida era más dura. Al final pude cumplir mi promesa”, cuenta él mismo a LA RAZÓN, a quien atiende desde la casa de una de sus hijas en Cavaglià.
Bajo el nombre de Tenute Al Bano opera no solo la bodega, sino un exclusivo resort y spa sito en su Cellino San Marco natal, un pequeño pueblo de la provincia de Bríndisi en el que también se localizan sus viñedos. “El nombre del lugar invita a brindar con vino”, dice divertido el cantante. Aunque va menos de lo que le gustaría por su apretada agenda, Albano asegura que lo controla “todo siempre” a través de videoconferencias con el personal que tiene contratado. Además, él es el primero que cata el producto para comprobar su calidad.
De sus barriles nacen vinos tintos, blancos y rosados, todos a un precio más que asequible para todo el que desee probarlos. “Con el nombre que tengo podría haber hecho algo más pretencioso, pero es mejor ser honesto que ganar más dinero. Cuanto más dinero ganas, más te quita el Estado. Prefiero hacer un vino más accesible y humano”, expone Al Bano. Un caldo económico que no riñe con su calidad, puesto que a lo largo de los años ha recibido numerosos galardones y reconocimientos, como el que le será otorgado el próximo 15 de noviembre en el Hotel Hilton de Roma. “La organización Bibenda, una de las más importantes en Italia en cuanto a vinicultura, me dará otro premio. Incluyen mi vino entre los 10 mejores de todo el país”, cuenta orgulloso a quien esto escribe.
Desde los inicios de la bodega en 1973, Al Bano ha conseguido pasar de una producción de 50.000 botellas al año a casi rozar los dos millones, pero todavía tiene más expectativas de crecimiento: “Ahora estoy en 1.800.000. No es demasiado, es una bodega mediana. Mi objetivo es llegar a 5 millones de botellas. Ahora facturo unos 4 millones de euros”. Aunque su principal mercado es Italia, ha conseguido exportar la marca también a China, Japón, Panamá, Alemania, Suiza, Rumanía o Polonia, un éxito en el que, reconoce, su nombre ha influido: “La fama ayuda, por supuesto, pero si no hay calidad, la fama no te puede ayudar”.
Pese a las cifras y reconocimientos que le avalan, Al Bano entiende su bodega más como una pasión que como un negocio, y por eso está decidido a echar el freno más pronto que tarde: “Soy hijo de campesinos, entendí el vino desde muy pequeño, pero creo que ahora estoy en el momento justo de terminar mi etapa en el sector. Me quiero quedar en un nivel de producción de 5 millones de botellas, y no es algo simple, pero cuando hay ganas todo es posible”. Es más, ni se plantea retirarse de la música para vivir de los frutos de su néctar: “Yo moriré en el proscenio. Nunca dejaré la música, y no es una cuestión de dinero. Es mi verdadera pasión interior, indefinible e intensa. Primero soy cantante, después, bodeguero”.
Una pasión que no comparten sus hijos y que terminará en él: “La bodega es mi diversión, mi pasión, no la suya, así que esto continuará hasta que yo esté vivo”.
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