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Derrumbada

Mónica Pont recrudece su guerra contra su padre: “Mi hermana estaba muriéndose y él organizaba fiestas en casa”

Llevan tres décadas sin dirigirse la palabra, aunque el padre ahora dice que no son tantos años. Ella se ha derrumbado en directo y no ha callado más

Mónica Pont en Telecinco TardeAR

Son tiempos difíciles para Mónica Pont, aunque creía que su nuevo renacer en televisión le traería buenos momentos. No está siendo así, porque la nueva colaboradora de ‘TardeAR’, regresa a la pequeña pantalla arrastrando problemas familiares. No son nuevos, ni mucho menos, pues lo que se trae con su padre se emplaza tres décadas atrás, aunque incluso en esto entran en disputa.

Ella dice que lleva 30 años sin hablar con su padre y él dice que no es tanto tiempo, pero reabre viejas heridas en ella que han hecho que termine de nuevo llorando a lágrima viva en pleno directo. El progenitor quiere dejar a su hija por mentirosa, como así se propuso este domingo en ‘Fiesta’. Como prueba de que ha estado al tanto de la vida de su hija y que no ha estado distanciado, realizó una lista de sus novios para asegurar que se los había presentado en persona. Ella dice que no le habla desde que tenía 9 años.

Mónica Pont se encara a su padre

La colaboradora ha reconocido que no tuvo ocasión de ver las imágenes de este domingo de su padre, Armando Sánchez. Muy emocionada tras ver el contenido de su intervención de la tarde de este domingo, ella responde con dolor: “¿Cómo sentiríais cualquiera de vosotros que estáis aquí en el plató o desde casa, si su propio padre, que yo no le llamo padre, le llamo ‘ese ser’, dijese lo que ha dicho? Porque yo como hija vine a este mundo porque mi padre y mi madre me trajeron, yo no pedí venir a este mundo”. Lo que reprocha no es su nacimiento, sino el hecho de que la persona que debía cuidarla ha terminado siendo su peor enemigo.

Mónica PontTardeAR

“Lo único que quiere una hija es que sus padres la quieran, y a mí no me han querido, ni mi padre ni mi madre, y en algún momento lo contaré, cuando pueda contarlo”, decía sin poder controlar que la voz se le quebrase por el sufrimiento acumulado en sus adentros. “Yo estoy aquí porque llevo 30 años de profesión, porque yo me hice famosa por mi trabajo, como actriz, no soy ni hija de, ni novia de, ni mujer de. A mí me ha costado mucho llegar donde he llegado, para que vengan sinvergüenzas a la tele a desprestigiarme y a hablar de mí, no hay ningún derecho, sobre todo cuando no me han dado ni un plato de sopa, cuando he tenido yo que dárselo a ellos”.

“Cuando este señor desaparece de casa recién muerta mi hermana, yo tenía 9 años. Mi madre se pasó un año y medio durmiendo en un sofá cuidando de mi hermana y ese señor organizaba fiestas en casa. Qué triste que mientras mi hermana se estaba muriendo, ese señor estuviera organizando fiestas en casa”, le acusa. En su memoria se agolpan muchos otros episodios desagradables: “Como esa os puedo contar mil cosas, del maltrato, del machismo. Hace 30 años que no quiero saber nada de ti, porque te cerré la puerta, porque el daño que nos ocasionaste a todas tú lo sabes y ellas también”.

“Puedes ir contando lo que quieras en televisión, es igual. No, no es igual, porque me duele, al fin y al cabo, es la familia más directo, es mi padre, mi madre, mi hermana. Es duro lo que me está pasando, yo estaba muy bien en México, seis años, trabajando de lo que me gustaba trabajar, feliz, hablaba con mi madre todas las semanas, con mi hermana, pero con este señor, obviamente, ¿quién quiere tener trato con un señor así?”, dice con dureza Mónica Pont sobre su padre, a quien le mandaba un mensaje directo: “Me das totalmente igual, de verdad. Qué pena haber tenido tres hijas y haberlas querido tan poco. Tan poco y tan mal”.