Quien pillara los 20. Un pensamiento habitual estos días de verano entre los cuerpos más maduros que añoran esos estíos en los que sus únicas preocupaciones pasaban por elegir un chiringuito para cenar o lucir lo suficientemente bronceado en la playa. La idea se refuerza si la mirada se dirige a Aitana Ocaña y a la idea aspiracional de juventud que representa: belleza, dinero, influencia… Desde luego, sus vacaciones no incluyen viajes de autobús de cinco horas ni verbenas en la plaza del pueblo, sino que alcanzan un estatus mucho más elevado con paradas en los destinos más exclusivos y botellas de Moët & Chandon de más de 1000 euros.

Muy paradigmática resulta la imagen tomada esta semana de la cantante junto a Plex, el portento de casi dos metros que desde hace unos meses hace sus días –y sus noches– un poco más felices. Entre los dos no suman ni 50 años, pero ya se pueden permitir tomar un jet privado para volar a Madrid desde Ibiza tras pasar unos días en la isla pitiusa, accesible en los últimos años solo a los bolsillos más acomodados –o a quienes no tengan problema con pasar la noche en una esterilla en la playa–.

Lo cierto es que se lo ha ganado. Con cuatro discos en el mercado, infinitas campañas publicitarias y hasta una serie y una película, el patrimonio neto de Aitana se estima en cerca de cinco millones de euros, incluyendo bienes inmuebles e inversiones. Las mieles de un éxito cosechado a base de trabajo que se verá reflejado los próximos días en sus grandes citas en los escenarios españoles. El 19 de julio actuará en Barcelona, y los días 30 y 31 en Madrid. Después, disfrutará de una agenda despejada para tomarse un descanso y vivir su particular verano del amor junto a Plex. Por supuesto, su hoja de ruta estival se repartirá entre los destinos favoritos –y manidos– de la jet: Ibiza, Formentera o Marbella, además de alguna parada internacional para intentar evitar las cámaras de los paparazzi.

Pese a lo discreta que intenta ser con su vida privada, la cantante ya no se esconde y, aunque parca en palabras, confirma lo dichosa que se siente en su nueva relación con el creador de contenido. Las imágenes hablan por sí solas y muestran a dos jóvenes atractivos que se dejan llevar por las feromonas y dan rienda suelta a su pasión. ¡Como para no estar contenta!

Y aun así, a pesar de esa apariencia de vida perfecta que emana por cada uno de sus poros, en el interior de Aitana se están librando cruentas batallas y desatando tormentas. La artista catalana confesó en su documental que atravesaba una depresión por la que ha necesitado tratamiento psicológico y psiquiátrico. Todavía hoy lo mantiene, aunque poco a poco va recuperando esa tranquilidad emocional y vital que el dinero no puede comprar. Ya saben lo que dicen: los ricos también lloran, aunque las penas se llevan mejor navegando en un yate por las cristalinas aguas de Baleares.