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La pasión de Alberto Carlos y María Lucía

La relación entre Malú y Albert Rivera es casi digna de culebrón

El líder de Ciudadanos y la sobrina de Paco de Lucía el pasado 12 de julio, a la salida del hospital de Móstoles
El líder de Ciudadanos y la sobrina de Paco de Lucía el pasado 12 de julio, a la salida del hospital de Móstoleslarazon

La relación entre Malú y Albert Rivera es casi digna de culebrón.

La relación sentimental entre Malú y Albert Rivera tiene todos los ingredientes de una morbosa telenovela. Político poderoso conoce a cantante famosa y sacan adelante su amor por encima de dimes y diretes, en este caso, en contra de la opinión de parte de la familia del novio y de altos cargos de su partido, que no ven con buenos ojos una relación tan dispar.

Alberto Carlos y María Lucía, así se llaman en realidad, tienen nombre de culebrón, y su aventura amorosa bien merecería un serie de varios capítulos: una novia, Beatriz Tajuelo, que se vio sin pareja de la noche a la mañana; una familia, los Rivera, que aún no conocen a la que podría convertirse con el tiempo en la esposa de su mediático miembro; un padre muy flamenco, Pepe de Lucía, al que su hija no ve desde hace años; unos asesores políticos que recomiendan a su jefe de filas que se busque otra novia menos temperamental; un secretismo absurdo en los primeros meses de relación; un ultimátum de la una al otro para que todo salga a la luz pública; citas ocultas y persianas bajadas todo el día para evitar miradas indiscretas; un accidente que exige una larga temporada de descanso y alejamiento de los escenarios; una casa de un millón y medio de euros en urbanización de super lujo, La Finca, de la que dicen que Malú es testaferro aunque Rivera no firmase ningún contrato; transporte en coches con los cristales tintados, una actitud “heroica” de la protagonista llevando a su novio al hospital tras sufrir una gastroenteritis... Y aparición, por fin, de los dos ante contadísimos medios de comunicación, orquestada por el gabinete de Prensa del partido para desmentir rumores de crisis e incluso de ruptura.

Un “Falcon Crest” a la española en el que solamente faltan la presencia de Lorenzo Lamas, Jane Wyman, David Selby y Ana Alicia, para darle más color a la trama. Los Rivera contemplaban con mejores ojos a Beatriz, para ellos, la chica perfecta: guapa, estilosa, sumisa, siempre en un segundo plano y poco dada a dar que hablar ante los periodistas. Nada que ver con una María Lucía que es un torbellino generador de noticias. Las “malas lenguas” la definen como una “sargento de hierro” ante la que Alberto Carlos olvida sus reaños de político “agresivo” y curtido en cien batallas. Rivera se convierte en Riverita, se desinfla ante los arrumacos de su chica.
Hasta ahora, y aparte de su noviazgo de tres años con Gonzalo Miró, María Lucía solamente había sido relacionada con cantantes como Pablo Alborán, Pablo López y el mismísimo Alejandro Sanz, su padrino artístico y amigo del alma. Pero nunca pudo demostrarse que entre ellos existiera algo más que una simple amistad. De todas formas, extraña que hace unos días la cantante apareciera con su pareja, con una camiseta con un significativo rótulo en el que podía leerse la palabra Love. Alguien debió recomendarle que era lo mejor para dejar constancia de algo que estaba en boca de todo el mundo. Seguramente, lo hizo a regañadientes, porque es una de las artistas que menos airea su vida privada.

En cuanto a Albert tampoco ha sido amigo nunca de contar intimidades, pero jamás ocultó su amor por Beatriz Tajuelo. La hoy influencer siempre supo estar a la sombra del político, jamás pretendió, cual reina Letizia, quitarle protagonismo. Era la pareja perfecta para Rivera, y tanto la familia de Albert como sus amigos y compañeros de partido, se quedaron de piedra al conocer una ruptura que no llegaban a entender. Y es que aquel adiós inesperado y la aparición de Malú en su vida fue un secreto que solamente sabían unos pocos. Los más fieles. Hicieron un pacto de silencio y nadie se fue de la lengua.

Ahora se pregunta todo el mundo si María Lucía se adaptará a la vida oficial de Alberto Carlos y si aunarán posturas ideológicas, hoy tan distantes, para llegar a un consenso. Ya veremos si la presuntamente izquierdista modera sus ideales hasta posturas más conservadoras.

El culebrón amoroso del político y la cantante se hace viral y natural. Doña Letizia dejó de lado sus labores periodísticas para convertirse en princesa consorte, y posteriormente en reina, pero nadie se imagina a María Lucía, una de las artistas con mayor carisma, ídolo de miles de fans, admirada y adorada por sus seguidores, abandonando el mundo de la canción por muy enamorada que esté de su pareja. Ni sabe ni quiere fingir lo que no es, y ya se lo ha hecho saber al líder de Ciudadanos. La telenovela tiene continuidad y seguro que nos traerá unas cuantas sorpresas.