Historia

Fotografía

Los Kennedy, al natural

En el 50 aniversario de la muerte de JFK, la Fundación Loewe inaugura una exposición sobre el clan enmarcada dentro de PhotoEspaña 2013

Los Kennedy, al natural
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La historia los ha elevado a la categoría de leyenda –a pesar de todas esas sombras que quedaron soterradas bajo su idílica fachada– y han llegado a la actualidad como inoxidables iconos del glamour y de la política próxima, desarmada de arrogancia, en la que cosecharon gran parte de su popularidad. Pero, más allá de esa atmósfera de perfección que parecía envolver los posados de los Kennedy, existe todavía hoy una familia inédita para el gran público: la distendida, la más íntima y natural, la que emergía cuando la mirada no se posaba sobre el objetivo de la cámara. Y esta es, precisamente, la que recoge la exposición que la Fundación Loewe inauguró ayer jueves, en el marco de la nueva edición de PhotoEspaña, en su tienda de la madrileña calle Serrano, para conmemorar el 50 aniversario del fallecimiento de JFK.

Irrepetibles

Las imágenes llevan el sello del fotógrafo Mark Shaw (1921-1969), que cosechó una fuerte amistad con los Kennedy tras realizar una portada con Jacqueline para la revista «Life». Fue esta relación la que le permitió tener «un punto de vista absolutamente espontáneo y natural. Ningún otro fotógrafo ha tenido esa relación de familiaridad con los inquilinos de la Casa Blanca en la historia y dudo que vuelva a suceder», comenta Tony Nourmand, responsable de la selección de las imágenes y editor del libro «The Kennedys», donde recoge la trayectoria de Shaw.

Compuesta por 40 retratos, la exposición desvela momentos inéditos e íntimos -algunas de las imágenes llevaban más medio siglo sin ver la luz- y arroja una nueva perspectiva sobre las míticas escenas del matrimonio: la mirada de fascinación con la que Jacqueline contempla a su marido mientras pasean en descapotable por West Virginia durante la campaña presidencial invita a pensar que la pareja lleva a sus espaldas un cartel de «just married» y no el cortejo de seguidores y músicos que les acompaña en realidad. Las fotografías de la familia en las playa de Hyannis Port, llenas de ternura y de palabras calladas, también forman parte de la colección, así como las fascinantes imágenes de Jacqueline apoltronada -eso sí, con suma elegancia-, en el salón de su casa de Georgetown, y en el despacho de senador de su marido, mientras sus ojos se pierden en la ventana y sueñan, quizá, con llegar a hospedarse en la Casa Blanca. «El mayor atractivo [de la exposición] reside en el asombroso talento del fotógrafo, Mark Shaw, para capturar momentos extraordinarios y hacerlos parecer absolutamente normales», asegura Nourmand.

El editor, que con anterioridad había trabajado en colecciones sobre Audrey Hepburn y posters de películas clásicas, se rinde al talento de Shaw. «Era un hombre con un ojo descomunal para la creación de atmósferas y un innovador por lo que respecta a la fotografía, tanto en el fondo como en la forma. Cuando descubrí su trabajo con los Kennedy me enamoré de su capacidad para capturar el espíritu de la época sin que en ningún momento pareciera forzado. Creo que era un artista extraordinario», sostiene Nourmand. Así, Mark Shaw (1921-1969) -que trabajó para las revistas «Harper's Bazaar» y «Life» (para esta última realizó 27 portadas y más de 100 reportajes) y retrató a mitos como Pablo Picasso, Brigitte Bardot y Coco Chanel- ligó su destino a los Kennedy. Su retirada la marcó el funeral de JFK y su temprana muerte, a los 48 años, sepultó su trabajo en el olvido, hasta que en los años 90 su hijo creó el archivo con sus fotografías. Ahora, la capital acoge parte de este fascinante fotógrafo que perpetuó para el gran público la cara más íntima del clan Kennedy.