Fin a la soltería
Almeida, el alcalde «in love»: aquí, su intrahistoria
El alcalde aseguró que ganaría de nuevo las elecciones y que, además, pondría fin a su soltería. Es un hombre de palabra.
José Luis Martínez Almeida es un hombre de palabra.En su última entrevista con LA RAZÓN lanzó un doble propósito: ganar las elecciones y acabar con su soltería. Vaya si cumplió. Seis meses después, levanta de nuevo su bastón de mando y, además, lo hace enamorado. En estos últimos días todas las miradas han caído sobre Teresa Urquijo, su flamante novia, una joven de 27 años, con excelente currículum académico y profesional y apellidos con mucho pedigrí. Faltaba por ver cómo está viviendo el alcalde el fin de su soltería.
Contrariamente a lo que se ha publicado, la relación es muy reciente. Aproximadamente, un mes. Se conocieron en uno de los actos a los que asistió el alcalde en las semanas previas a las elecciones. Teresa acudió con un grupo de tres amigas y, tras las presentaciones oportunas, ya hubo intercambio de miradas y el habitual trasiego de sustancias cerebrales que incitan al amor. Consiguieron discreción en sus primeras citas y ahora están en esa primera fase de enamoramiento en la que priman las pasiones, la ilusión y el deseo de fusión.
El alcalde vive y actúa como hombre feliz y con energías renovadas, aunque es difícil precisar cuánto pesa su alegría por la mayoría absoluta y cuánto el amor, indiscutible protagonista en esta etapa vital. Acaban de pasar su primer fin de semana romántico en Santander y Bilbao, con parada en el asador Etxebarri, un restaurante de comida vasca, en el idílico valle de Achondo, donde todo pasa por las brasas.
El día 17 de junio, celebrará su investidura. ¿Habrá un lugar designado para ella? En su corazón es previsible que sí. En la ceremonia, no. Entre los próximos planes de la joven está ir a una despedida de soltera. Ni ese día ni en los sucesivos veremos a la pareja tomándole el gusto a la farándula, a pesar de la persecución mediática. A sus 48 años, Martínez-Almeida vive el inicio de su noviazgo con absoluta normalidad. El gozo del enamoramiento no hace que se le vaya la cabeza pensando en la persona amada y, si algo le tiene absorto, es la preparación de su nuevo Gobierno municipal.
Su cercanía y su gran sentido del humor le hizo prestarse al juego de la soltería de larga duración. La broma acabó, aunque los madrileños no pueden evitar una última elucubración sobre la boda. Teniendo en cuenta sus códigos tradicionales, no es descabellado pensarlo. De momento, disfruta de un momento doblemente dulce. A fin de cuentas, el amor puede ser más placentero que el matrimonio.
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