Humillación
Brigitte Macron: el peligro de la desinformación en la era digital
Su cruzada contra los rumores de que nació hombre tiene una motivación profunda: frenar un instrumento de poder blanco capaz de erosionar la sociedad y la política
Candace Owens, la influencer estadounidense que trae de cabeza a Brigitte Macron, no solo mantiene que la primera dama francesa nació hombre, también cree que las imágenes del aterrizaje de Neil Armstrong en la Luna fueron un engaño o que los dinosaurios nunca existieron y que la ciencia es una "fe pagana". Esto permite hacerse una idea de la nula credibilidad que merece.
La indiferencia ya no es una opción
¿Por qué entonces el matrimonio Macron, en lugar de dejarlo pasar, se enfrenta a un juicio tan lacerante en Estados Unidos? Inicialmente, la respuesta en el Palacio del Elíseo fue de absoluta indiferencia, una chifladura más de una mujer que dice también que la esposa de Emmanuel pertenece a una red pedófila demoníaca que gobierna sigilosamente el mundo. ¿Quién podría creerla?
Los asesores presidenciales creen que eso de "dejarlo estar" es cosa ya del pasado. Las teorías conspirativas hoy toman una magnitud demasiado peligrosa debido a las redes sociales y así lo ha expresado a Le Figaro Franck Louvrier, exjefe de Prensa del Elíseo: "En el contexto actual, no se puede dejar pasar nada y hay que iniciar procedimientos legales". El propio Macron sospecha que, tras los infundios de Owens, existe una corriente que tiene como fin desacreditar a los líderes mundiales.
Una humillación sin precedentes
Como indicó a Paris Match en una entrevista el verano pasado, "se trata de defender nuestro honor". Y añadió: "Estamos hablando de la primera dama de Francia, de una esposa, madre y abuela". ¿Cómo dejar pasar unas acusaciones lanzadas ante una audiencia de 7,2 millones de personas en X y 5,21 millones en YouTube? El acoso a Brigitte tiene eco a escala mundial. Pocas veces se había visto una humillación tan viral e infundada, pero confirma que la fórmula basada en sexo, poder y secretos es mágica para los teóricos de la conspiración y puede dejar en una situación de extrema vulnerabilidad a quienes ostentan el liderazgo.
La situación agrava el dolor de Brigitte al tener que ser ella quien demuestre que no nació hombre con pruebas biológicas y biográficas. En un tribunal francés habría sido Owens la que habría tenido que argumentar sus teorías. Para colmo, en Estados Unidos son raras las sentencias por difamación que se resuelven a favor del acusado.
Frente a Owens, que juega con que en la era digital la desinformación no necesita pruebas, solo repetición, el matrimonio Macron trata de frenar el avance de este instrumento de poder blando con una capacidad poco valorada aún de erosión social y política.