
Opinión
El diario de Amilibia: El Apolo, guapo con gafas
Con ellas, el Apolo vio enseguida que los supuestos dóberman que había entrenado el PP para morderle las criadillas eran caniches ladradores pero poco mordedores

En los 70 se popularizó el concurso «Guapa con Gafas» que organizaba ópticas Cottet. Si se reinventara hoy, estaría mejor visto por las feministas que el Miss Universo: para ser guapa con gafas no era necesario desfilar en bikini, bastaba con llevar gafas, incluso sin ser miope. Faltó organizar el Guapo con Gafas. Hoy, después de su desfile en la pasarela del Senado, lo ganaría el Apolo de la Moncloa. Las Dior de 300 euros que exhibió proporcionan, según los expertos, cierta imagen de serenidad, seguridad y control en un contexto político tenso. Yo lo vi más como Clark Kent antes de disfrazarse de Superman. O como Mortadelo disfrazado de Houdini. O como azafata del «Un, dos, tres»: «han sido cinco respuestas acertadas, a 25 pesetas cada una…» Un día lució aquellas gafas de aviador (iba en el Falcon) que le daban aire de puto amo, como luego ratificaría Óscar Puente.
¿El Apolo de la Moncloa padece presbicia o vista cansada o son gafas de atrezo? Feijòo esperaba ver pasar el féretro de su enemigo por la puerta del Senado, pero la comisión de arqueólogos solo descubrió unas gafas vintage. Con ellas, el Apolo vio enseguida que los supuestos dóberman que había entrenado el PP para morderle las criadillas eran caniches ladradores pero poco mordedores, fáciles de burlar mareando la perdiz y tirándoles la pelotita de goma del «no me consta» o «no me acuerdo». Ya ha dicho Bolaños, portavoz oficial del Nuevo Sanchismo con Gafas, que «salió reforzado, exitoso y más que airoso». Debería haber llamado al forzudo Koldo para que lo llevara a hombros hasta la Moncloa, ahora que pesa menos. Estará en los huesos, pero son huesos de santo. Un buñuelo de viento al que no acertaron a desinflar. Así lo vi yo, que soy feo con gafas.
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