¿Qué está pasando?

Drogas, sexo y desenfreno en la política francesa

Una diputada de Macron desata el escándalo al asegurar que el poder fabrica conductas desviadas. Aunque le han exigido disculpas, los últimos acontecimientos le dan la razón

Parlamentarios de la Asamblea Nacional francesa aplauden tras instar al Gobierno a reconocer el Estado palestino.
Parlamentarios de la Asamblea Nacional francesa aplauden tras instar al Gobierno a reconocer el Estado palestino.larazon

Guste o no, Macron tiene un «je ne sais quoi» que le hace parecer sublime, inquebrantable. Será su prosodia exquisita o su traza de figurín. Su madre declaró que Laetitia Casta podría desnudarse ante él, que ni se inmutaría. Cualquier crónica privada se escribe en rosa. ¿Pero qué ocurre cuando se apagan las luces del Elíseo? A poco que aguce el oído, escuchará los ruidos que salen del Palacio Borbón, donde se sitúa la Asamblea Nacional, a solo diez minutos.

French President Macron hosts event on future of French research
French President Macron hosts event on future of French researchLUDOVIC MARIN / POOLAgencia EFE

Y lo que ocurre es que cuando el gato no está, los ratones hacen fiestas que son auténticas bacanales, según ha destapado la diputada centrista Caroline Janvier a la revista «Paris Match». Diputados y ministros se entregan sin disimulo a lo que les sugieren sus pasiones, como si entre ellos habitase el fantasma del marqués de Sade. «Hay noches –narra la diputada– en las que circula la droga, como hay también cenas al final de sesiones parlamentarias donde se da un consumo excesivo de alcohol». Otra parlamentaria cuenta, desde el anonimato, que compañeros masculinos le han propuesto veladas nocturnas «etiquetadas como de sexo y drogas».

Janvier ha entrado en escena como Apolo en el primer canto de la Ilíada, cuando, irritado por las humillaciones de Agamenón a su sacerdote Crises, dispara flechas envenenadas que desatan una terrible peste. Antes de que el ambiente se envicie más, hasta su propio partido, Renacimiento, le ha exigido disculpas. El alboroto ha sido mayúsculo. ¿Era necesario avergonzar así a sus colegas? ¿Quién repara la imagen política? ¿O era un secreto a voces?

Sus palabras ponen la guinda a una sucesión de escándalos que salpican a la clase política francesa. Hace solo dos semanas, el senador Joël Guerriau era acusado de introducir éxtasis en la bebida de la diputada Sandrine Josso, durante una fiesta en su casa de París, con el fin de agredirla sexualmente.

Joël, un hombre anodino

El senador francés Joël Guerriau
El senador francés Joël GuerriauWikipedia

A Guerriau, de 66 años, casado y padre de cinco hijos, se le tenía por un político discreto, casi invisible en la Cámara Alta y paternalista. Es autor de varios cuentos infantiles y cambió una brillante carrera como banquero por la política.

No se conocía más mancha en él que algún incómodo flirteo o la foto de un pene que publicó en 2016 y que él achacó a la torpeza de un colaborador. Ahora, si se confirma el delito, la pena podría llegar a cinco años de prisión y una multa de 75.000 euros. De momento, el presidente de su partido, Edouard Philippe, ha visto motivo suficiente para suspenderle.

Sospecha de sumisión química

Josso y el acusado mantenían una relación de amistad y «plena confianza» desde hacía diez años, según ha explicado la abogada de la parlamentaria, Julia Minkowski. De acuerdo con su versión, fue después de beber una copa de champán servida por el senador cuando se sintió mal. Una vez en el hospital, los análisis confirmaron la presencia de éxtasis, una droga de sumisión química con efecto sedante que reduce la voluntad de quien la consume.

Rémi-Pierre Drai, abogado del acusado, desmiente el relato y se opone a que le traten como un depredador. Sin embargo, el argumento que utiliza para justificar la presencia de sustancias en el domicilio de Guerriau hace que el asunto tome otro cariz, en línea con las declaraciones de Janvier en «Paris Match». Dice que se trata de euforizantes para sus crisis personales. ¿A qué se refiere?

«La política fabrica conductas desviadas, síntomas de un compromiso excesivo», advierte la diputada en su entrevista. «Las prácticas adictivas también existen en los ministros. Tienen un nivel de presión inimaginable. No les juzgo, sino que tengo empatía». Y zanja: «O tienes unos hábitos excelentes o tomas algo para resistir». Ella misma fue víctima a causa de su apretadísima agenda.

El presidente francés, Emmanuel Macron (1 fila,4i), posa junto a su primer ministro, Edouard Philippe (1 fila,3i), y los nuevos miembros de su gabinete, tras presidir el primer Consejo de Ministros del nuevo Gobierno, en el palacio del Elíseo en París
El presidente francés, Emmanuel Macron (1 fila,4i), posa junto a su primer ministro, Edouard Philippe (1 fila,3i), y los nuevos miembros de su gabinete, tras presidir el primer Consejo de Ministros del nuevo Gobierno, en el palacio del Elíseo en Paríslarazon

Ha roto un tabú e insiste en ello a pesar de pedir disculpas por la entrevista: «Mi objetivo era intentar hacer comprender a la gente lo difícil que es el compromiso político, lo fuerte que es la presión y lo fácil que es juzgar deslices, sin conocer el nivel de sacrificio».

Hace unos días la delegación de diputados de La France Insoumise en el Parlamento Europeo expulsó a la parlamentaria Anne-Sophie Pelletier por su comportamiento «acosador, inapropiado y agresivo» con trece asistentes. Su conducta intimidante no es un caso aislado dentro del partido de izquierda. Raquel Garrido fue sancionada recientemente por motivos similares y también Adrien Quatennens, brazo derecho de Mélenchon, fue suspendido después de ser condenado a prisión hace un año por ataques violentos a su exnovia.

No es buena noticia para la política que el poder se perciba como fuente de comportamiento impulsivo o amenaza para la salud.

Strauss-Kahn reaparece en medio de la tormenta

Strauss-Kahn está acusado de proxenetismo
Strauss-Kahn está acusado de proxenetismolarazon

Cómo será la situación que hasta el propio Dominique Strauss-Kahn, exdirector del FMI y excandidato socialista a la presidencia francesa en 2012, ha reaparecido en sus redes sociales para lanzar una seria advertencia: «Francia está en un estado lamentable». El dirigente que ahora se permite con aplomo lecciones de estado fue acusado por abusar sexualmente de una empleada de hotel en Nueva York y se vio envuelto también en una red que organizaba orgías con prostitutas de alto nivel, empresarios y políticos. Su condena fue mínima, pero pagó con su caída.