Confesiones
Michelle Obama, más sincera que nunca: de su conflicto de cama con Barack a su negativa a un tercer hijo
Ante los rumores de divorcio, la mujer del expresidente estadounidense juega al despiste bromeando con sus problemas conyugales
Mientras arrecian los rumores de divorcio en el matrimonio Obama, la esposa del expresidente de Estados Unidos ha encontrado la manera más elegante de zanjarlos: hablando de sus rutinas conyugales. Michelle Obama intervino esta misma semana en el podcast "Not Gonna Lie", que conduce Kylie Kelce, y desveló algunas diferencias en su vida de pareja, ninguna tan grave como para confirmar la tan comentada crisis.
La desavenencia surge cada noche por la hora en la que cada uno concilia su sueño. "La hora de dormir es el mejor momento del día", dijo en el podcast. "Mi esposo se burla de mí porque me acuesto temprano. No entiende la idea de tener buenas sábanas y eso es genial", explicó.
Nunca después de la puesta de sol
Tres décadas de matrimonio no han sido suficientes para equilibrar sus dinámicas de sueño. La exprimera dama no está dispuesta a renunciar al placer de acostarse temprano, aunque esto confunda a su esposo. Ni imagina desprenderse de la inmensa alegría de relajarse por la noche entre sábanas frías, una costumbre que solo rompe cuando tiene invitados en casa. Salvando esa circunstancia, su hora ideal es la puesta de sol. Es el punto que marca su momento de acostarse.
No es la primera vez que Michelle da detalles sobre cómo funcionan las cosas en el hogar de los Obama. La semana pasada habló también de uno de los hábitos más comunes de Barack que la sacaba de quicio: su peculiar forma de controlar el tiempo. En su recién estrenado podcast, IMO, ha admitido que la puntualidad no siempre fue el fuerte de su esposo. "Barack tuvo que adaptarse a lo que para mí significaba puntualidad”, explicó.
Recordó cómo, a punto de salir de casa, él todavía puede estar buscando sus gafas por cualquier lado. No obstante, reconoce que 33 años de vida conyugal le han hecho mejorar en este sentido, aunque formó parte de "un debe adaptarse".
La locura de un tercer hijo
Michelle y Barack se casaron en 1992 y tienen dos hijas, Malia y Sasha. En su conversación con Kylie Kelce, la exprimera dama ha compartido el deseo frustrado de su marido de tener un tercer hijo. Ella, sin embargo, se negó. "Le dije que tuvimos suerte con nuestras dos hijas. Tenía la sensación de que la siguiente vez podríamos tener un hijo loco", bromeó.
Describe la maternidad como una mezcla de intenso amor, preocupación y un repentino y abrumador sentido de responsabilidad. "Creo que la tristeza y el dolor posparto que sentí se debieron a que deseaba mucho a estos bebés. Enseguida te conectas con ellos y piensas: Dios mío, solo me tienen a mí".
Su renuncia a la política
Sus hijas han sido el motivo por el que no ha impulsado su propia carrera política, a pesar de las insistencias que ha recibido en su entorno. Después de su vida en la Casa Blanca, quiso devolverles su lugar. "Ya hemos hecho suficiente. Ya cumplieron su condena. Quería que tuvieran la libertad de no estar bajo la mirada de todos. Cuando me preguntan por ello, no tienen idea de los sacrificios que hacen los niños cuando sus padres ocupan ese puesto".
Desde el fin de la presidencia de Obama, en enero de 2017, Malia y Sasha han evitado ser el centro de atención. Viven juntas en Los Ángeles. Malia estudió en la Universidad de Harvard de 2017 a 2021 y ahora trabaja en la industria del cine y la televisión. Sasha se graduó en Sociología en la Universidad del Sur de California.