Carlota Corredera vuelve más cicatera que nunca

Su actitud prepotente y sus enfrentamientos con cualquiera que le lleve la contraria le están granjeando demasiadas críticas aCarlota Corredera en las redes sociales. Algunos la han bautizado como “La tanqueta de Mediaset”, otros como “La tataranieta del inquisidor Torquemada”. El primero, un mote maleducado y grosero referido a su peso, el segundo, por su carácter autoritario.

La periodista pasa de sus detractores y sigue fiel a su obsesión por ser el hada madrina de Rocío Carrasco, su fiel escudería en sus desafueros familiares, su defensora a muerte contra sus críticos.

Esa actitud tan exagerada le empieza a pasar factura, y no solo en las redes sociales, sino, también, entre compañeros de su propio equipo. Uno de ellos, que trabaja detrás de las cámaras, desvela que “muchos estamos hartos de la soberbia y la prepotencia de esta señora, no hay quien la aguante. En sus mega sueños se convierte en la Oprah Winfrey de la televisión hispana”.

Ha formado cuchipandi con Rociíto, su marido Fidel y David Valldeperas, a la espera de ampliar el grupo con otros carrasquistas como Belén Rodríguez o las hermanas Campos. Todos forman el escuadrón de hierro de la hija de la más grande, la fuerza de choque liderada por Carlota.

Alguien debería recordarle a la presentadora que en una sociedad como la nuestra la libertad de expresión es requisito indispensable para vivir en democracia. A Corredera parece que se le ha olvidado. Todo sea en beneficio del renacimiento mediático de su Rociíto del alma.