Estados Unidos

Ananda Pascual moda solidaria

Ananda Pascual moda solidaria
Ananda Pascual moda solidarialarazon

Estamos acostumbrados a que la ropa que se vende bajo los parámetros del comercio justo no sea muy «chic», pero gracias a Ananda Pascual este concepto ha cambiado ya. «No queremos que la gente compre nuestros productos por pena, porque, si es así, sólo lo hacen una vez. Por eso apostamos por una moda normal», dice Ananda, la creadora y diseñadora de este proyecto.

AP es un nuevo concepto de empresa de moda que se encarga tanto del diseño como de la confección y comercialización de esta ropa que nace para ayudar a promover un cambio social al mismo tiempo que se establece un negocio sostenible. Todo surgió cuando Ananda decidió abandonar su trabajo en una gran empresa textil española para dedicarse a este proyecto: «Antes de acabar mis estudios trabajé como diseñadora en centros sociales con la ONG Diseños para el Desarrollo y después de varios años de carrera profesional decidí volver porque no me gustaba cómo se trataba a los proveedores», explica Ananda a LA RAZÓN. Y es que AP confía en un modelo de negocio que prioriza a las personas con las que colabora; de hecho, toda su ropa se crea en centros sociales de Perú, la India y Camboya. Allí se encargan de dar empleo sobre todo a mujeres en riesgo de exclusión, que son maltratadas o repudiadas «y que de no ser por nosotros no encontrarían trabajo en ningún sitio», aclara Ananda. Actualmente, en el taller de la India trabajan 250 mujeres, 70 en Perú y 50 en Camboya. Aunque su primera colección salió a principios de este año, su creadora está contenta con los resultados porque «tenemos seis puntos de venta en España y estamos en conversaciones con Estados Unidos e Inglaterra».

Su ropa –de mujer, hombre y unisex– también se puede comprar por internet en la web www.anandapascual.com y los precios rondan los 50 euros. «Moda actual con líneas occidentales y el toque exótico de los países donde se fabrica». Un lujo.

 

Joven diseñadora
Ananda, en la imagen, tiene 33 años y desde hace dos está trabajando en este proyecto, aunque haya visto la luz en 2012. Junto a ella colaboran dos ingenieros que se encargan de las instalaciones tecnológicas.