Nueva York

Curado de sus «heridas» el Stradivarius roto regresa a la colección del Palacio Real

Después de una minuciosa y rigurosa restauración, que le ha devuelto esplendor y salud musical, el violonchelo Stradivarius fracturado el pasado mes de abril, mientras era fotografiado, regresa a la colección del Palacio Real, una de las más importantes del mundo, con cinco joyas del luthier italiano.

Mañana, al mediodía, el violonchelo palatino volverá a la antecámara de la Reina Cristina donde, como el resto de sus hermanos, se exhibe en una urna de cristal, que sólo abandonan para conciertos muy especiales, casi siempre en Palacio, o para trabajos de conservación.

En una de esas salidas rutinarias, el pasado 13 de abril a mediodía, para una sesión de fotografías y radiografías en los laboratorios de restauración del Palacio Real, ocurrió el accidente, fracturándose el mango o mástil del instrumento, que se golpeó con el borde de la mesa en la que estaba depositado.

Milagrosamente "no cayó al suelo", recordaba hoy, en la presentación pública del enfermo ya sano, el director de actuaciones histórico-artísticas de Patrimonio Nacional, Juan Carlos de la Mata González, quien destacó que, no obstante, el mango quebrado no era el original.
Según la documentación consultada, el mástil o mango roto era de 1857, cuando el original fue sustituido para acomodar el instrumento a los gustos sonoros de la época.

El presidente de Patrimonio Nacional, José Rodríguez-Spiteri y Palazuelo, recalcó que para su restauración se ha seguido un criterio de excelencia máxima. De ahí que, después de muchas consultas y estudios previos, se decidió contratar a uno de los mejores maestros luthier del mundo, el colombiano con taller en Nueva York Carlos Arcieri.

Por sus manos, con más de cuatro décadas de experiencia, han pasado los mejores y más antiguos instrumentos del mundo, muchos Stradivarius. Además colabora con instituciones tan prestigiosas como el Metropolitan Museum de Nueva York, la Filármonica de la ciudad o la Julliard School of Music.

Encerrado en una sala del Palacio Real orientada al norte, "porque esa es la mejor luz"para tan delicado trabajo, Arcieri, un artesano perfeccionista, empleó nueve días de julio, en jornadas diarias de hasta doce horas, para curar las heridas al enfermo.

"Ha sido un placentero sacrificio", reconocía tras una minuciosa explicación, apoyada con fotografías, de los pasos que tuvo que dar, bajo la atenta mirada de los técnicos de Patrimonio. "Lo he hecho por amor al arte, por el placer y el orgullo de tener el instrumento entre mis manos", confesó.

Por ello Arcieri ha pasado a Patrimonio Nacional una factura que "no supera las cinco cifras", según su presidente, reacio a dar una cifra exacta del coste de la intervención, si bien reconoció que está entre los doce mil y los quince mil euros.

Barato si se tiene en cuenta, además, que esta joya de instrumento podría costar en el mercado, en el supuesto de que fuera puesto a la venta, impensable para Patrimonio Nacional, más de quince millones de euros, según cálculos de Arcieri.

La restauración, según el luthier, ha consistido, sobre todo, en la retirada de los elementos de madera fracturados y la fabricación de un nuevo mástil, con una pieza de madera de arce que trajo en su maleta desde Nueva York y que guardaba desde hace más de dos décadas.

La maestría de las manos de Arcieri ha evitado un trabajo si cabe más delicado, la apertura de la caja, en cuyo interior una etiqueta con la inscripción "Antonius Stradivarius Cremonensis/ Faciebat Anno 169 (4/7/9?)"certifica que el maestro de Cremona (Italia) fue quien construyó lo que en un primer momento fue un bajo de violón.

El violonchelo forma parte, junto a dos violines y una viola, los cuatro decorados con figuras de Cupido disparando sus flechas contra Capricornio, del llamado Cuarteto Real, Palatino o Coral, que junto a un quinto Stradivarius, otro violonchelo sin ornamento alguno, conforman una de las colecciones más importantes del mundo.

Su origen se remonta al reinado de Felipe V, si bien fue Carlos III quien formalizó la compra de los cuatro instrumentos. El mismo monarca adquirió la quinta pieza.

Para demostrar que el Stradivarius palatino goza de buena salud y que su sonido no se resiente de la fractura, el violonchelista Francisco González Espinosa, también luthier, hizo sonar el instrumento durante un pequeño concierto.