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Becas

Cambio o continuidad

A estas alturas lo que toda la comunidad universitaria tiene claro es que la Complutense necesita un cambio radical para solventar los errores del pasado. Errores que se empezaron a fraguar con José Carrillo como el vicerrector más importante, algo que parece olvidado.

Carrillo e Iturmendi, los dos candidatos a rector que se enfrentan en la segunda vuelta, durante el debate que mantuvieron hace dos semanas larazon

Seguramente porque Carrillo, oportunamente, se desligó a tiempo de la administración Berzosa, cuando la deuda empezaba a ser alarmante y los escándalos una costumbre. Según fuentes universitarias, a su lado, Andradas suponía la cara amable, puesto que durante el primer mandato de Berzosa se practicó más el sectarismo, la exclusión y el sindicalismo. Carrillo se habría apartado de Berzosa únicamente por intereses personales para conseguir su objetivo: convertirse en su sucesor, según fuentes universitarias.

Desde su llegada, los procesos de selección fueron más sectarios, lo que produjo un exceso de profesorado, una desproporción en la que ya puso su atención la Cámara de Cuentas y por la que pidió explicaciones. Entre 2003 y 2007, Carrillo fue la mano derecha de Berzosa. Por ello, el cambio parece que no vendría de la mano de este candidato, a quien su pasado le delata. La comunidad universitaria ha definido a Carrillo como el sinónimo del continuismo, el «berzosismo» y por tanto el sectarismo.

Ahora se ha retratado evitando que pongan urnas en los centros adscritos y hospitales universitarios, algo que ya solicitó en reiteradas ocasiones José Iturmendi. El catedrático de Derecho siempre ha sido crítico con la gestión del actual Rectorado que le ha llevado a tener una deuda de 150 millones de euros. A pesar de la magnitud del agujero económico, la actitud más criticada ha sido la opacidad y el oscurantismo practicados por el equipo de Berzosa. En la primera vuelta, los estudiantes fueron el sector decisivo para la remontada de Iturmendi.

El 14,3 por ciento participó en las elecciones, de los cuales 3.001 apoyaron a Carrillo, frente a 3.903 que apoyaron a Iturmendi. Teniendo en cuenta la baja participación del alumnado, posiblemente los 7.000 estudiantes de los centros adscritos y hospitales universitarios tengan esta vez en su mano el futuro del Rectorado. Tras la polémica para entorpecer su participación en los comicios, muchos han optado por apoyar a Iturmendi, que siempre ha denunciado públicamente la privación de derechos que sufren.