París

Crónica negra: El terrorista indeseable por Francisco PÉREZ ABELLÁN

El grapo Fernando Silva Sande lleva dieciséis años manipulando la información del secuestro del empresario aragonés Publio Cordón.

Silva Sinde baja del avión que le devolvió a España para cumplir condena
Silva Sinde baja del avión que le devolvió a España para cumplir condenalarazon

La familia de Cordón, su madre, su esposa, sus hijos y sus nietos sufren el constante cortocircuito al que el grapo Silva Sande los somete. Presuntamente fue Silva Sande el responsable del rapto de Cordón, al que él llamaba el Romano. También fue él quien cobró los millones del rescate. El Grapo, además de ser un grupo terrorista tan insidioso como cualquier otro, ha creado fama de no hacer honor a sus compromisos. Prometió devolver a Publio Cordón a cambio de un buen montón de millones. El dinero llegó a sus manos en las calles de París, pero el empresario jamás volvió a casa.

Su esposa, Pilar Muro, ha mantenido los negocios familiares, la hija ha escrito un libro sobre la ausencia del padre y la madre de Publio ha suplicado por la vuelta del hijo. Pero el Grapo no sólo no lo devolvieron, sino que trataron de arruinar su nombre difundiendo que lo habían dejado libre y se había marchado con una mujer al extranjero.

Silva Sande fue el más peligroso de los Grapo, el primero de los violentos y el más osado de sus dirigentes. Fue el jefe de los servicios operativos, el capo de las bandas de atracadores y secuestradores, hasta que le echaron. Ahora es el último de los repudiados. Los delincuentes como Silva Sande convierten a las bandas terroristas en refugio de torvos rebeldes o salteadores de caminos. Silva Sande dijo no saber dónde estaba Publio, luego confesó saberlo y la Guardia Civil le ha buscado con ahínco sin encontrar nada. Ahora, cuando Fernando Silva Sande cumple condena en una prisión española, vuelve a agitarse el fantasma de la búsqueda de Publio Cordón.


Busca el perdón
Este terrorista no tiene ninguna otra cosa con la que negociar en la cárcel. Es probable que los otros internos le den de lado o le quieran pegar. Es posible que se ahogue al margen del protagonismo que tuvo. De cualquier manera parece haberse inventado un nuevocuento: Publio murió intentando escapar. Resbaló del tejado y cayó. Cuando le vio en el suelo, según propia confesión, Silva Sande le hizo el boca a boca. De ser esto verdad, ya sabríamos de qué habría muerto Publio Cordón: de asco.

Por desgracia es probable que se trate de otra mentira insidiosa en la que el terrorista indeseable quiere hacerse pasar por humanista conmovido. Silva Sande ha sido un estratega, un ejecutor del crimen organizado, un bon vivant de los pistoleros, que ha señalado a los empresarios como merecedores de ser secuestrados nominándolos falsamente de explotadores con la única intención de ocultar que los señalaba para robarles, como cualquier malhechor mafioso.

Publicar ahora una carta a la familia Cordón pidiéndoles perdón, anunciando que quiere ayudarles a recuperar al patriarca desaparecido es un sarcasmo. Es el gran responsable de que Publio no esté con los suyos y lleva dieciséis años evitando que lo encuentren. Además, un terrorista como él no da muestras de arrepentimiento hasta que no devuelve el dinero o ayuda a liquidar el grupo criminal al que pertenecía. Su actuación parece ser una continuidad de las falsedades.

La familia Cordón ha llegado a la conclusión de que Publio está muerto y entonces si no se recupera su cadáver es porque eso no sería bueno para el Grapo. Si por desgracia fueran encontrados los restos del empresario aragonés, pongamos que con una bala en la cabeza, veríamos por ejemplo a lo que se dedicaba Silva Sande en vez de hacerle el boca a boca al supuesto precipitado. Y aun a pesar de todo y sabedor de lo que sufren los Cordón con esta incertidumbre, ojalá esta vez Silva Sande dijera la verdad y la Guardia Civil tuviera la sorpresa de devolver la paz al hogar de Publio Cordón.