Linares

El día que mataron a Manolete

La Razón
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Debemos estar ante la generación de políticos menos informada de la democracia. Casualmente despistada. Ni Chaves, ni Griñán, ni Zarrías, ni los tres consejeros de Empleo coetáneos a la trama de los ERE estaban al tanto de lo que se cocía en la Junta de Andalucía con el dinero dedicado a prejubilaciones. Ellos dicen que esto les coge de sorpresa.
La tesis no se la cree ni el Tato, pero insisten. Zarrías dice que conocía a Juan Lanzas, el conseguidor de los ERE, «como a miles de personas en Andalucía». Sin embargo, todas los caminos están llevando a Jaén en esta trama. Por Jaén campaba Juan Lanzas cuando era dirigente de la UGT y su sucesor Luis García de los Reyes.
En Jaén, por cierto, está la fábrica Cárnicas Molina, que parece que sirvió de proyecto piloto para poner en marcha los pelotazos laborales que investiga ahora la Justicia. En letras grandes, a las puertas de la empresa, había una pintada que decía: «Os lo estáis llevando crudo». Pero entonces, como ahora, nadie sabía ni estaba al tanto de nada.
Podría decir el exconsejero de Presidencia, ex «número dos de Chaves, que, aunque sea de Jaén, no estuvo en Linares el día que mataron a Manolete. Pero el caso es que estaba. Compartiendo tendido con Chaves, con los ex consejeros de Empleo José Antonio Viera y Antonio Fernández y con todos los altos cargos sin los cuales no se podría haber llevado a cabo esta trama de expedientes de regulación de empleo irregulares. Porque no es un caso, ni dos, como al principio del embrión Mercasevilla, sino que el número oficial supera ya holgadamente los cuarenta y las perspectivas es que se duplique o triplique esta cifra.
Estamos ante el escándalo más grave de la democracia en Andalucía. Y algunos apuntan que sólo ha asomado la patita. Hay matrimonios enteros prejubilados, consejeros que autorizan su propia prima de cese laboral, recolocaciones en expedientes irregulares de cuadros directivos del PSOE... Y todo esto sin que Chaves, Zarrías, ni los sucesivos consejeros de Trabajo supieran absolutamente nada. Cuando fueron ellos mismos los que cambiaron las reglas de juego para camuflar a través de la administración paralela los fondos para prejubilaciones.