Moda

Estambul se pasmó con el mejor desfile de Mango por Jesús Mariñas

Isabeli Fontana encabezó el desfile de Mango en Estambul
Isabeli Fontana encabezó el desfile de Mango en Estambullarazon

Un enorme cartel de Mango te da la bienvenida a Estambul tras pasar la ventanilla del visado, que cuesta 15 euros. Es un trámite que sirve de bienvenida a los ancestros de Isak Andic, dueño de la firma, que sigue imparable en su conquista asiática. Toda la capital del Bósforo está plagada de carteles con la imagen de Piqué «endomingado» en traje de chico bueno. Aunque no pude evitar decirle a Damián Sánchez, otro de los prohombres de la marca barcelonesa, que por qué no explotan el lado sexy del barcelonista. Me habló de conclusiones del «marketing» aconsejándoles este aspecto nada agresivo. Damián aclaró que «con Piqué incluso hemos aumentado las ventas en Madrid. No es cuestión de aficiones futbolísticas, que aquí nada cuentan». Sin embargo, Isabeli Fontana, la nueva imagen femenina que reemplaza a Scarlett Johhansson y especie de intermedio con la campaña que este otoño refrendará a la impactante Kate Moss, aseguró ignorar quién es el azulgrana y aprovechó para arremeter contra Scarlett. «Mejor que se dedique al cine, en esto no tiene futuro», dijo contundente desde su terraza del Hotel Four Seasons.

Cerca, en un islote, montaron el mejor desfile de la firma que recuerdo. Su otoño-invierno en puertas es de militarizada línea muy inglesa, magníficamente cosido, con una caída impecable y tejidos que abundan en fieltros. Mango siempre refuerza más su línea invernal con abundancia de chaquetones masculinos con aire de marines americanos. Se prodigaron los grises y el azul marino. Muy de cóctel o noche engalanada es la moda femenina que luego está al alcance de todos los bolsillos. Predominan las gasas rojas, los lamés conformando pijamas un tanto opacados y rayado horizontal combinando oros y plateados como salidos del vecino harén de Dolmabache, o negros terciopelos con cuello babero recubiertos de pedrería. Buen contraste. Un montaje impactante por la hermosura del escenario náutico, una enorme plataforma llena de escaleras en la que la pasarela tenía por fondo la luna creciente.

Enormes lunas globo reforzaban el ambiente tan mágico cruzado por barcos y en la tribuna con público de punta en blanco –Mango es de las marcas más habituales entre el pijerío y la jet turca, muchas restallaban con traje largo como en una gala– me aseguró el personal de nuestro consulado con Pere Vendrell y Vicente Balbín con el director del Instituto Cervantes que luchó por que la censura turca no recortase la cervantina «Gran sultana», montada allí por José María Pou. «Tenemos 3.000 alumnos que aprenden español», descubrió. Y nosotros la magnificencia del imperio otomano en este inolvidable desfile a la luz de la luna. Existe la magia oriental revestida por Mango.