Queda la Liga por Marta Robles

¡Qué disgusto más grande tengo! Y lo digo en serio. Estoy fatal, francamente. Pero, ¿no teníamos un equipazo? ¿Pero nuestros futbolistas no estaban entre los mejores del mundo? ¡Pues que lo demuestren y no fallen los penaltis en las grandes ocasiones, que me dejan a toda la familia hecha polvo, hombre! Sí, estoy hablando del Madrid-Bayern de Múnich, que para alguno ya quedará lejos, pero que en mi casa ha producido un luto de tal calibre que sigue vigente pasado el fin de semana.
¡Vaya semanita, madre! Desde el miércoles, día de autos, en el que mi hijo de ocho años se fue a la cama, además de cayéndose de sueño, con los ojos llenos de lágrimas, llevamos con la aflicción. Están desconsolados todos, hasta mi marido. Y la verdad, servidora también, por varios motivos. El primero, porque no me gusta verlos así de compungidos, claro; pero, además, es que me había hecho a la idea de que iban a ir todos en tropel a la final, a jugarse la dignidad contra el Chelsea en Múnich y me las prometía más que felices. Pensaba que iba a disponer yo de ese 19 de mayo para mí misma, sin que ninguno de mis hombres me lo echara en cara.
Pues mi gozo en el mismo pozo que la ilusión de ellos por ese viaje, esa final y esa «Décima», que todos creían que se traerían a casa. Y todo porque los jugadores-estrella fallaron los penaltis. Bueno, todos menos Xabi Alonso. En fin, otra vez será. Además, siempre nos quedará la Liga...