Feria de Bilbao

1839 por Julio Merino

La Razón
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«El que quiera ser lidiador ha de pensar que de cintura para abajo carece de movimientos. El toreo no se hace con las piernas, sino con las manos», aquí queda reflejada la filosofía del grandísimo torero Pedro Romero, que murió tal día como hoy de 1839. Su abuelo, su padre y sus hermanos fueron también matadores. Toreó por primera vez en Madrid en 1865 y a partir de ahí ocupó, en competencia con los otros dos famosos de su tiempo, el «Costillares» y Pepe-Hillo, la primera fila del toreo hasta su retirada. Inauguró la plaza de Ronda y fue el primero en usar la muleta y el estoque para matar a un astado. Fue gran amigo de Goya y su último toro, con 77 años, se lo brindó a la Reina Isabel II.