Marc Serena: «Si no tenemos trabajo por qué no inventarlo»

-Un libro sobre 25 jóvenes del mundo, menuda aventura...
-Bueno, fue una excusa ante mi madre. Me planifiqué un año sabático para conocer a otros jóvenes como yo.

-Pero no me negará que fue una aventura. ¿Qué joven le impresionó más?
-Uno de Filipinas, un país que está olvidado para los turistas. Tiene entre 7.000 o 8.000 islas, pero en las estadísticas es el más feliz del mundo. Entrevisté a un joven pescador, no conocía a ningún extranjero.

-¿Que le enseñó?
-La simplicidad elevada a la enésima potencia. Practica el trueque, vive en un mundo en el que no hay impuestos ni televisión. No tenía ambiciones, su única ambición era la supervivencia.

-Y llegó a Tokio, que era todo lo contrario...
-Sí, el consumismo de los jóvenes me impresionó aunque hay que entenderlo: tienen un ritmo de trabajo brutal. Pero también conocí Koyasan, un templo budista. Es el alma de Tokio, y te encontrabas imágenes como un chico oyendo la música en su iPod.

-Desde su experiencia ¿cuál es la juventud más desnortada?
-No diría que es desnortada, simplemente hay algunos a los que se les ha arrebatado la juventud. Hay países donde no existe, la vida les obliga a madurar deprisa, por ejemplo en África. Conocí a una madre en Swazilandia que tenía 25 años y eran como los 40 en cualquier país occidental. Vivió la adolescencia asumiendo la maternidad. La primera vez que durmió en una cama fue en su noche de bodas. No tuvo el típico momento egocéntrico de los jóvenes.

-¿Dónde está el sueño americano, si es que existe?
-En EE UU, no, en Australia. Conocí a un hombre de Sri Lanka que es un emprendedor: tiene una cadena de restaurantes mexicanos, un estudio de diseño y además es doctor.

-¿Es capaz de hacerme una radiografía de su generación?
-Nos queremos mover por el mundo. Y si no tenemos trabajo, ¿por qué no inventarlo? Lo llevan haciendo otros desde hace años en distintos países.

-¿Y en España, por qué no sucede?
-Estamos muy cómodos, a verlas venir. Yo, por ejemplo, esperaba ser corresponsal, y, como no me enviaban, me envié yo.

-Deme pistas sobre la juventud de ahora.
-En Asia, tienen más trabajo y menos tiempo, pero saben aprovecharlo. Hay un desencanto general con la política. Te encuentras con mucha gente que quiere cambiar el mundo. Y un síntoma de hacia dónde vamos: sabemos dónde queremos ir pero no cómo.