Cataluña

El PSOE hace piña y trata de aislar a Zapatero del golpe de las primarias

Y ahora, ¿qué? La victoria de Tomás Gómez frente a Trinidad Jiménez es un golpe a la fortaleza interna de Zapatero. No hay duda: a los problemas de la economía, la geometría variable y la más que esperada derrota en Cataluña, se suma ahora la rebelión de las bases. Zapatero debería sacar conclusiones de lo ocurrido porque lo del domingo parece un anticipo de lo que al presidente le espera cuando se someta al parecer de las urnas

El PSOE hace piña y trata de aislar a Zapatero del golpe de las primarias
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El apoyo del «aparato» del PSOE a la ministra de Sanidad fue tan apasionado, tan intenso y tan descarado que su derrota es una bofetada no sólo a Zapatero, sino también a quienes desde la mesa del Consejo de Ministros se implicaron en esta «operación suicida» y a quienes desde la dirección federal –con la excepción de la secretaria de Organización– se fajaron tanto en la campaña de la ministra como en los intentos de destrucción de Gómez.

Zapatero, preocupado
De momento, Zapatero guarda silencio. Quiénes han hablado en las últimas horas con él sostienen que está preocupado, pero tranquilo y satisfecho porque el PSOE haya dedicado el último mes y medio a un ¿sano? ejercicio de democracia interna. Recuerdan, eso sí, que él nunca ha olvidado el espíritu del Congreso Federal en el que salió elegido secretario general y que eso le ha ayudado mucho a entender a las bases del partido. Habrá que esperar a mañana para escuchar su análisis. El presidente será entrevistado por la noche en una televisión, y hay expectación por lo que diga.

«Trabajar para ganar»

Entretanto, en el PSOE se empiezan a sacar las primeras conclusiones. Unas, en público; otras, en privado. Ayer en la calle Ferraz se reunía la Permanente de la dirección federal y la número tres del partido, Leire Pajín, por aquello de hacer de la necesidad virtud dijo que el PSOE es ya una piña con Tomás Gómez, que es el mejor candidato y que el presidente del Gobierno no ha salido perjudicado de este trance. «Hoy todos somos una piña y vamos a trabajar para ganar Madrid», dijo Pajín sin querer entrar en quiénes salen más o menos tocados de este proceso en la dirección federal.

La reunión estuvo presidida por el vicesecretario general del PSOE, José Blanco, principal artífice, con Rubalcaba, de la operación Jiménez, y según cuenta alguno de los presentes tuvo una intervención «comedida», en la que «admitió su cuota de responsabilidad en este proceso». Blanco, que llamó a la Permanente a la unidad y a trabajar con Gómez, telefoneó ayer al líder del PSM para felicitarle. Y, al parecer, el tono y el fondo de la conversación no pudo discurrir por mejores derroteros para los intereses de ambos. Gómez le trasladó su disposición a cohesionar a la federación.

Pero en la permanente de ayer hubo dos intervenciones mucho más duras que la de Blanco: la de la secretaria de Relaciones Internacionales, Elena Valenciano y la del secretario de Política Municipal, Antonio Hernando. Valenciano se había implicado en la campaña de «Trini» por convicción y alertó de las consecuencias ahora para Zapatero. Cargó además contra Gómez y su discurso de víctima del aparato federal y dudó de que se puedan restañar las heridas abiertas en el socialismo.

miA diferencia de Blanco que, como ya hemos dicho, no tuvo reparos en asumir su parte de responsabilidad, Rubalcaba optó ayer por el silencio. El ministro no estaba en la reunión de la Permanente, pero sí tuvo un acto público en el que los periodistas intentaron en balde arrancarle alguna lectura sobre las primaras. «No voy a ser yo el primero que la haga», les respondió desairado.

Ya hay una parte del PSOE que tiene prisa en cobrarse la factura de Blanco y Rubalcaba, a quienes culpan no sólo de la rebelión de las bases de Madrid contra Zapatero, sino también de que desde hace semanas no se hable de otra cosa que de «postzapaterismo».

«Si estamos a 14 puntos del PP y una persona tan maravillosa como Trini ha perdido las primarias, Zapatero quizá deba repensar quién le asesora y quién le rodea». La reflexión es de un socialista de la dirección federal que no milita en Madrid, que no ha apoyado ni a Gómez ni a Trini y que aún cree en el proyecto político de Zapatero, aunque no en sus compañías. Pero no es el único que piensa así en el PSOE. Hay muchos más que creen que las «bases» han formalizado una suerte de rebelión, encarnada por un Gómez desconocido. Y que hoy, la victoria de Tomás Gómez es el primer síntoma de que el poder de Zapatero comienza a resquebrajarse. Quieran o no en el PSOE, dentro y fuera de la calle Ferraz ya se habla de «posztapaterismo». Y si el presidente no pone remedio a esto, se seguirá hablando durante mucho tiempo. Igual que se hablará durante mucho tiempo de que el 3 de octubre ganó la democracia y perdieron las malas prácticas, esto es el dedazo, la dictadura de los «aparatos» y los «paracaidista». Hagan apuestas, pero seguro que más de uno recurrirá a lo de «no hay mal que por bien no venga»De momento, han conseguido triplicar el grado de conocimiento de Gómez en Madrid. ¿Tendrán tentaciones de aplicarse el tanto?