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Laporta nunca deja indiferente

Laporta abandonará la presidencia del Barça el 30 de junio
Laporta abandonará la presidencia del Barça el 30 de juniolarazon

Barcelona- Su mandato acabará oficialmente el próximo 30 de junio, pero Joan Laporta vivió ayer su día 2.528 al frente del club y su último partido oficial como presidente del Barcelona. Han sido siete años ocupando el puesto de máximo dirigente barcelonista. Siete años que resultan imposibles de resumir en una palabra. Ha sacado matrícula de honor en temas como la lucha contra la violencia o en resultados deportivos, pero haber mezclado la política con el fútbol, haber utilizado al club como plataforma para la política y su pésima gestión social merecen un suspenso.Hay un dato que explica muy bien la evolución de la personalidad de Laporta. Cuando accedió a la presidencia del club, lo hizo con un equipo de gente joven y preparada, dispuesto a «dedicar los mejores años de sus vidas al Barça». La directiva la formaban entonces 15 personas que parecían tener una conexión especial. Siete años y 15 dimisiones después, el perfil de los directivos es muy diferente. No hay voces discordantes.La junta comenzó a dividirse desde el principio en lo que pareció una lucha de poder. Sandro Rosell y el grupo de directivos que le eran afines comenzaron a alejarse de las formas de hacer del presidente y surgieron los primeros roces, que muy pronto se con- virtieron en un enfrentamiento total que acabó con la dimisión de todos ellos. «Todos los candidatos quieren a Sandro con ellos», había confesado Laporta a LA RAZÓN durante la campaña. Dos años más tarde, todo había cambiado.Pocos meses después llegó el escándalo de su cuñado, Alejandro Echevarría, cuyas conexiones con la Fundación Francisco Franco hicieron imposible su continuidad en la junta. Con la marcha de Echevarría y el principio del fin de su matrimonio, las barreras para su carrera política desaparecieron y comenzó la politización del club. Laporta vio en el Barça la plataforma perfecta para su entrada en política.El presidente del Barça empezó a incrementar su presencia en actos marcadamente políticos, la mayoría independentistas, y cada vez resultaba más difícil diferenciar al presidente del Barcelona del Laporta político.El peor momento de su mandato llegó en 2008, cuando tuvo que afrontar una moción de censura que salvó por los pelos, con más del 60 por ciento de votos en contra. Durante todo el proceso, Laporta hizo todo lo contrario de lo que exigió a Núñez cuando fue él el que promovió la moción. Se aferró a los estatutos del club para seguir en el cargo, aunque vio có- mo ocho directivos de mucho peso abandonaban el barco. Otra polémica han sido sus lazos económicos con Uzbekistán. Todo un culebrón.

Historia de amor con una empleadaDurante su etapa como presidente, Laporta inició una aventura amorosa con Flavia, una empleada brasileña del club. La relación acabó en los juzgados, un lugar muy visitado por el presidente durante su mandato. Los rumores sobre sus presuntos «affaires» han sido constantes.Lejos de la cama, Laporta también ha ocupado un lugar destacado en las noticias de sucesos, como en julio de 2005. Partía hacia Bosnia y tuvo problemas en el control de seguridad. Se puso tan nervioso que acabó bajándose los pantalones, gritando al personal del aeropuerto y, en definitiva, haciendo el ridículo más espantoso. En enero de 2008, protagonizó un incidente similar al sacar a gritos al chófer de su coche y ponerse él al volante.