Europa

Diplomacia

Prudovsky el boicot le sonríe

La película «A cinco horas de París», del director israelí, fue vetada en Francia tras el incidente de la «flotilla de la libertad». Tras el escándalo, ha sido estrenada en 50 salas 

Arriba, un fotograma de la película
Arriba, un fotograma de la películalarazon

La última víctima del boicot internacional contra Israel es una historia de amor. La ópera prima del joven cineasta Leon Prudovsky (1978), «A cinco horas de París», fue censurado tras el incidente de la «flotilla de la libertad» por un circuito de salas de cine en París por una única razón: la nacionalidad israelí de su autor. Pero esta demostración de fobia se ha tornado en un golpe de suerte. Ni en sus mejores sueños el debutante Prudovsky podría haber imaginado un impulso comercial tan barato y eficaz para esta sencilla película que cuenta la historia de amor de un taxista de un suburbio de Tel Aviv con la profesora de sus hijos, una pianista de origen ruso.Sin más. «Ni grandes estrellas, ni conflicto árabe-israelí, ni palestinos, ni homosexuales… Es una película pequeña y era difícil de vender», reconoce el propio director. Pero la polémica ha hecho que se hable de ella. El miércoles se estrenó oficialmente en Francia en 50 salas. Unos días antes, Prudovsky acudió a promocionar la cinta a París. Las peticiones de entrevistas desbordaron a la productora. Concedió treinta porque no le dio tiempo a más. «Nunca se me había pasado por la cabeza que fuera a pasar algo así, pero cuando me lo dijeron no me sorprendió. Es lo que tiene trabajar en un lugar como Israel. Estas cosas, a veces, pasan». Y pasan, especialmente, cuando el pase de la cinta coincide en fecha con el asalto del Ejército israelí a los buques turcos que pretendían romper el bloqueo impuesto sobre Gaza. En ese momento el antisemitismo, latente en amplios sectores de Europa aún en pleno siglo XXI, se despierta y la ira se manifiesta con el primero que pasa.En España se materializó lanzando piedras a un científico israelí que acudió a dar una charla a la Universidad Autónoma de Madrid. Y en Francia, contra Prudovsky. Las salas parisienses de arte y ensayo Utopía niegan que hayan «censurado» el filme y prefieren utilizar el término «desprogramar». Anne Marie Faucon, encargada de los cines Utopía, explicaba en el diario francés «Le Figaro» que su gesto era «simbólico y puntual para mostrar nuestra desaprobación a la agresión israelí contra los barcos humanitarios que se dirigían a Gaza. No tenemos nada contra la película, y nos comprometemos a reprogramarla cuando se levante el bloqueo israelí contra Gaza».En un comedor palestinoA sus 32 años, Leonid (Leon) Prudovsky es un joven cineasta que lucha por hacerse un nombre en la escena internacional. Licenciado por la Universidad de Tel Aviv hace apenas seis años, su cortometraje de fin de carrera «Dark Night» (2005) fue laureado en al menos diez festivales del mundo, incluyendo el de Carmona (Sevilla) y una nominación a los Student Academic Awards, los oscars de los estudiantes. Con estos honores, «Dark night», que traslada el conflicto árabe-palestino al encuentro nocturno en un hogar palestino en el que buscan refugio dos soldados israelíes que han huido de un ataque, abrió la puerta a Prudovsky a filmar su primer largo «A cinco horas de París». En medio, alguna teleserie, apariciones como actor, y, en lo personal, un matrimonio fallido y un hijo de seis años. Ésta es la trayectoria vital resumida del treintañero Prudovsky, con una imagen fiel al más puro estilo desenfado y cosmopolita de Tel Aviv.Pero en ese empaque de joven moderno se esconde el corazón de un Leon niño, nacido y criado en San Petersburgo. El origen ruso, que el cineasta comparte con la profesora de piano protagonista de su película, es una constante en su obra (también la explora en una miniserie que ha filmado para la televisión por cable israelí). «Creo que el origen siempre nos influye. Yo me crié en Rusia y aquella era mi lengua, mis costumbres, mis hábitos. En definitiva, la rusa es mi cultura, por eso me gusta trasladarla a mi obra», cuenta.Nada raro. Nada fuera de lo común. Ni en su vida, ni en su actitud, ni en su cine, pero Prudovsky ha puesto cara al boicot contra su país. «No me han hecho daño a mí, ni a la película. Pero sí a las relaciones entre Francia e Israel, no sólo políticas, sino también entre creadores. Es estúpido. No entiendo por qué lo hicieron». Nada hacía presagiar que la ciudad del título de la película escondía la llave para su lanzamiento internacional. Si, para Prudovsky, que «A cinco horas de París», que se presentó en el Festival de Cine de Toronto del año pasado y llegó a Israel hace siete meses, se estrenara en Francia «era un sueño». Ahora se tendrá que hacer a la idea de cumplir otros. Distribuidores de Austria y Nueva Zelanda ya han mostrado interés por estrenarla en sus salas.

 

750.000 judíos en FranciaFrancia congrega a la tercera comunidad judía más numerosa del mundo, después de Estados Unidos e Israel. Arraigada en Francia desde hace siglos cuando los judíos huían de las persecuciones por todo el mundo, congrega alrededor de 750.000 personas, la mayoría en la capital, París. La tradición judía en el país galo no ha impedido los brotes de antisemitismo, presentes por toda Europa, como el veto al filme de Leon Prudovsky.