Sevilla
Al borde del precipicio
Esta vez no tendrá que romper de nuevo una promesa. No la hizo. Me refiero al secretario general del PSPV, Jorge Alarte, que ha vuelto a ser vapuleado en otra votación. Esta vez dentro de su propio partido. Su lista para elegir a los delegados del Congreso Federal del PSOE en Sevilla apoyaba a Alfredo Pérez Rubalcaba, fue castigada por goleada, 25 a 14.
No lo quieren los ciudadanos y, al parecer, tampoco sus compañeros de siglas. Puede dar gracias por no haberse comprometido a dimitir si su lista era derrotada. Debería reflexionar y plantearse el pase a otras manos del destino del socialismo valenciano. No lo hará, pero probablemente le obligarán sus correligionarios en el Congreso de finales de marzo.
Se libró por la cara tras las elecciones autonómicas de mayo, cuando incumplió la palabra dada «si saco peores resultados, dimitiré». Los sacó, pero optó por perder la credibilidad, por no decir la honorabilidad y seguir chupando del bote público. Ya lo dice la canción , «la leche de la Administración no es de una vaca cualquiera». Así es la vida.