Historia

Brooklyn

El fin de la ley seca por César Vidal

Hace ochenta años, Estados Unidos abolió la ley que prohibía el alcohol. La decisión intervencionista sólo logró afianzar el sindicato del crimen

El fin de la ley seca por César Vidal
El fin de la ley seca por César Vidallarazon

Soñaban con mejorar el mundo librándolo de los maléficos efectos del consumo de alcohol. El origen de esa visión no se encontraba en el Gran avivamiento metodista del siglo XVIII. Durante el mismo, los predicadores invitaban públicamente a la gente a reconocer sus pecados, pedir perdón a Dios por ello y recibir en su corazón a Cristo como Señor y salvador, todo ello unido a cambios de vida, como dejar el alcohol, que demostraran que no se dejaban llevar por las emociones. Semejante conducta tuvo un éxito considerable en Gran Bretaña y cuando los metodistas se extendieron a las entonces colonias inglesas de América del norte llevaron consigo este comportamiento. El entusiasmo de los abstencionistas podía parecer pintoresco a los no norteamericanos, pero contaba con el precedente de haber logrado antes la abolición de la esclavitud. A inicios del siglo XX la batalla moral la habían ganado y convencieron a los políticos de que su victoria no se traduciría en un desastre económico apelando a la posibilidad de recortar gastos federales. Así, en 1920 se aprobó una nueva enmienda constitucional –la décimo octava – que vedaba la venta y fabricación de bebidas con más de medio grado de alcohol. La victoria legislativa se produjo mediante la conjunción de los votos de los republicanos del norte y de los demócratas del sur. Sin embargo, dado que el consumo no estaba penado, aparecieron lucrativos negocios de venta ilegal de bebidas alcohólicas y se formaron bandas que las producían o las traían de contrabando desde el Canadá. El personaje más famoso –aunque en absoluto el único– de los que supieron sacar provecho de la prohibición fue un hombre nacido en 1899 y llamado Alfonso Capone. Siendo niño, sus padres habían emigrado a Estados Unidos estableciéndose en Brooklyn, Nueva York. Alfonso se integró en la Mano Negra, una banda de delincuentes juveniles. En esa época un adolescente llamado Galluch le marcó la cara con una navaja, pero Alfonso aprovechó aquella cicatriz para señalar que no retrocedía ante nadie. Capone no tardó en hacerse cargo de la organización que tenía en Chicago un gángster llamado Johny Torrio y que se centraba en el tráfico de bebidas alcohólicas, el juego ilegal y la prostitución. En el curso de una serie de guerras entre bandas, Capone mató a sus rivales en golpes como la matanza del día de San Valentín de 1929, cuando sus esbirros, disfrazados de policías, asesinaron a siete miembros de la banda de Bugs Moran, controlando así el hampa de Chicago.Enfermo de sífilisEn 1929 –justo cuando el gángster se hallaba en la cúspide de su poder– una comisión presidencial dictaminó que la ley seca había sido un fracaso. En 1930, volvió a la legalidad el tráfico del alcohol. Al año siguiente, fue acusado de no pagar a Hacienda y condenado a once años de cárcel, aunque apenas cumplió ocho. Para cuando salió de prisión, su tiempo había pasado definitivamente. Enloquecido por la sífilis, pretendía pescar en la piscina de su casa de Miami. Murió finalmente en 1947. Había sobrevivido más de un cuarto de siglo a la ley Seca, un claro ejemplo de que los intentos del Estado por regular la moral de los ciudadanos no sólo suele acabar en fracaso, sino que además tiene efectos perversos.