África

Disturbios

Marruecos incendia el Sáhara

Eran las 6:30 de la mañana cuando las Fuerzas de Seguridad marroquíes irrumpieron ayer en el campamento de Gdeim Izik, a las afueras de El Aaíun, la capital del Sáhara Occidental. Empezaron la operación de desmantelamiento en el este y terminaron en el oeste.

Policías antidisturbios marroquíes bloquean una calle de el Aaiún
Policías antidisturbios marroquíes bloquean una calle de el Aaiúnlarazon

En algo menos de dos horas aproximadamente no quedaba en pie ninguna de las 7.500 jaimas (tiendas nómadas) que los más de 20.000 saharauis allí concentrados habían levantado desde el pasado 9 de octubre. El campamento se había convertido en la mayor protesta registrada en la ex colonia española desde 1975.

«Entraron insultándonos a gritos de ‘hipócritas saharauis', ‘guarros, salvajes', ‘tomad vuestras casas y trabajo'», explicó ayer a LA RAZÓN el portavoz del campamento, Brahim Ahmed, durante una conversación telefónica desde El Aaíun. Los saharauis se concentraron en el desierto para protestar por sus pésimas condiciones de vida y por lo que consideran el «expolio» de Marruecos de sus abundantes recursos naturales. En el fondo de las reivindicaciones se halla la raíz del conflicto no resuelto de la descolonización del Sáhara Occidental.

Hace tres días, el sábado día 6, el rey Mohamed VI pronunció, con motivo del aniversario de la Marcha Verde, un discurso televisado a la nación en el que advirtió de que «no permitirá ninguna violación, alteración o puesta en duda de la marroquinidad» de este territorio no autónomo. La frase suponía una clara referencia a la protesta de Gdeim Izik, que hoy cumpliría un mes. Un día antes de que se consiguiera este récord, las fuerzas marroquíes entraron en el campamento dispuestos a terminar con cualquier signo de «discusión» sobre la pretendida soberanía marroquí de la ex colonia española.

Los cuerpos de seguridad utilizaron gases lacrimógenos y bombas de agua caliente para desalojar a los saharauis. En el transcurso de la operación algunas jaimas resultaron incendiadas. La agencia oficial Map, citada por Efe, precisó que durante el desalojo se detuvo 65 personas que «opusieron resistencia» y «reaccionaron de forma violenta».

Todavía ayer el balance de muertos era confuso. Map informó de la muerte de tres efectivos. Un oficial y un gendarme habrían fallecido en los disturbios del campamento, mientras que el tercero, una fuerza auxiliar habría muerto en los altercados de El Aaiún, tras recibir, siempre según Map, «varias puñaladas».

Marruecos mantiene su veto a la prensa extranjera y a los observadores en la zona, un hecho que dificulta sobremanera la cobertura de los acontecimietos. Ayer mismo canceló un vuelo con una decena de periodistas españoles que se dirigían a El Aaiún.

El portavoz del campamento saharaui evitó ayer dar una cifra total del número de fallecidos. «Estamos dispersos por la ciudad, todavía no nos hemos podido reunir para hacer un balance de víctimas», explicó a este periódico En todo caso, sí confirmó la muerte de un menor Babi Gargar –que según su relato tendría 16 años de edad, aunque Efe aseguraba que tenía 35–, a manos de las fuerzas marroquíes.

Barricadas en Smara

Ahmed precisó que la violencia en la capital se había recrudecido con la participación de los marroquíes civiles. «El campamento es agua pasada, la batalla está ahora en El Aaiún», sostenía. Las barricadas se sucedían ayer en la avenida Smara, donde los saharauis quemaban neumáticos y palos en una reacción violenta por el desmantelamiento de Gdeim Izik. También hubo incidentes en otras localidades como Bojador.

Por su parte, el representante del Polisario en España, Bucharaya Beyun, denunció el intento de Marruecos de «dominar el territorio por la fuerza» violando el alto el fuego. En declaraciones a este diario, pidió la intervención de la comunidad internacional para evitar un conflicto armado. Beyun también criticó la posición de España y las palabras de la ministra española de Exteriores. «Pensamos que tras Moratinos había esperanza, pero no», concluye.