Toros

Salamanca

Manolo Sánchez: «Me da pena el adiós pero todo tiene un final»

El diestro Manolo Sánchez, en la temporada de su retirada tras diecinueve años en activo y «satisfecho» de su trayectoria, se despide mañana de Valladolid, la plaza de su ciudad natal, donde se doctoró en 1992.

«Estoy muy contento, aunque no va a resultar fácil porque te da un poco de pena, pero hay que ser conscientes de que todo tiene un principio y también un final», comentó Sánchez en una entrevista con Efe, apurando en el campo la puesta a punto para el acontecimiento de mañana.

José Tomás, «todo un figurón y un honor torear a su lado», afirma; y Leandro, al que define como «un gran amigo y un pedazo de torero», serán testigos de la última corrida que el espigado diestro, de cuarenta años, lidie en la plaza de su ciudad natal, donde se doctoró con Roberto Domínguez, de padrino, y Espartaco, como testigo.

«Es el cartel que me merezco después de casi cincuenta corridas en Valladolid, mi plaza talismán, donde he tenido grandes faenas, he cuajado muchos toros», evocó Sánchez, quien tampoco olvida su otra plaza, la de Las Ventas en Madrid, que le lanzó de novillero el 20 de junio 1991 con una puerta grande.

En este sentido, Manolo Sánchez, que se define como un «buen profesional» que ha merecido el respeto de sus compañeros y de los públicos con casi medio millar de festejos en su haber, no oculta su enfado por no poder despedirse ahora de la afición madrileña.

«Hay algunos que no tienen memoria, me hubiera gustado un poco más de sensibilidad por parte de la empresa en Madrid, porque en la temporada de mi adiós no he tenido cabida ni en San Isidro, ni tampoco ahora en la Feria de Otoño», se lamenta tras 42 paseíllos, 33 como matador de toros, en el coso venteño.

Tras el emotivo festejo de mañana, Manolo Sánchez también se vestirá de luces en Salamanca, el 10 de septiembre, y la población de Mojados (Valladolid), ya en octubre, localidad en la que se producirá su adiós definitivo a los ruedos.