Comunidad de Madrid

«Es una pena al menos que lo bailen un poquito»

La cancelación de las procesiones desató las lágrimas de fieles y cofrades

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MADRID- Todos esperaban expectantes. Los balcones de la calle del Nuncio se llenaron de vecinos que querían saber qué iba a pasar. La Hermandad de Jesús el Pobre, cien por cien madrileña, este año no sacaría a sus casi 150 costaleros, ni las calles se llenarían del color morado que les caracteriza. A los pasos del Cristo y de la Virgen, de 1.600 y 1.400 kilos, respectivamente, ayer la lluvia no les dejó salir de la iglesia de San Pedro El Viejo, ni hacer su recorrido habitual. Los fieles se tuvieron que conformar con ver a su Virgen desde la calle. «No podemos arriesgarnos a que llueva como ayer y se moje una talla del siglo XVIII», explicaba con pena uno de los hermanos que quiso analizar, visiblemente precupado, las consecuencias de la lluvia: «si en el palio cae agua, se hunde el paso», concluyó. Tras las vallas una señora mostraba su descontento: «Llevamos desde las ocho de la mañana esperando, al menos que lo bailen un poquito».
La escena en torno a la figura de Jesús del Gran Poder, en la Real Colegiata de San Isidro de la calle Toledo, era muy similar. Se trata de uno de los pasos más venerados por los madrileños y la decisión de no salir por la lluvia, que ya caía a cántaros, provocó decepción y lágrimas. Cofrades y fieles tuvieron que conformarse con contemplar el Gran Poder en el interior de la iglesia, durante la celebración del Vía Crucis.
De haber salido, ambas procesiones podrían haber coincidido en la calle del Cordón, porque ambas tenían previsto su paso antes de que la salida de los paraguas retrasara todos los planes.
Pero no todo fue malas noticias para los feligreses madrileños. El Divino Cautivo sí logró salir a las calles del barrio de Salamanca y teñirlas de los tonos blancos y rojos de su trono. La lluvia no llegó a esta zona de Madrid a la hora de la procesión y la talla del Cristo, hecha de madera de nogal a tamaño natural, salió ataviado con alba, sin túnica y maniatada. La Talla de Mariano Benlliure data del año 1944, y arrancó desde el Colegio Calasancio, donde permanece guardada todo el año.
Los aplausos no tardaron en llegar. Muchos no pudieron reprimir las lágrimas; la emoción era palpable y es que algunos dicen que, cuando le ven por la calle en Semana Santa, se les eriza el vello porque sienten que Él les mira.


Semana Santa en la posguerra
La Comunidad de Madrid ha organizado la exposición «Tras los pasos de las cofradías. 110 imágenes y documentos de la Semana Santa madrileña». Se trata de imágenes tomadas por las calles de Madrid entre 1940 y 1957, que reflejan el fervor de la Semana Santa en la posguerra. Está en el Archivo Regional de la Comunidad de Madrid, (calle Ramírez de Prado, número 3).