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Nueva York

Con la pistola por el campus

Cada cierto tiempo, se reabre en EE UU el debate sobre el derecho a portar armas, contemplado en la Segunda Enmienda. Y la polémica suele resurgir por dos motivos: una tragedia o el intento de aprobar una ley a favor o en contra de las armas. La última tragedia, si bien ocurrió lejos de suelo norteamericano, no ha dejado indiferente al mundo: doce niños fueron asesinados la semana pasada por un ex alumno en una escuela de Río de Janeiro.

Con la pistola por el campus
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Pero la discusión ya se volvió a plantear en 2007, tras la matanza de la Universidad Politécnica de Virginia, en la que el estudiante Seung-Hui Cho segó la vida de 32 personas en apenas dos horas. Más recientemente, el pasado verano, volvió a surgir la controversia con la «Campaña Brady de prevención de la violencia», cuando se solicitó a la cadena Star- bucks que prohibiese la entrada a los clientes que portaran armas.

Este año, el debate se caldeó a raíz del ataque de Tucson (Arizona), en el que murieron dos personas, y que tenía como objetivo a la congresista demócrata Gabrielle Giffords, que recibió un disparo en la cabeza. Sin embargo, durante estos últimos días, varios estados viven sumidos en la incertidumbre: ¿tienen cabida las armas en los campus universitarios?

En la actualidad, las leyes de cuatro estados –Colorado, Virginia, Michigan o Utah– permiten a los estudiantes –o al menos no prohiben– llevar pistolas en el área universitaria. Así, a día de hoy, unos 25 centros universitarios las permiten. Pero podrían no ser los únicos. Al menos en siete estados –Arizona, Nebraska, Nevada, Nuevo México, Oklahoma, Tennesse y Texas– o bien se han presentado ya los correspondientes proyectos de ley o se ha programado una votación para los próximos días a favor de llevar pistolas dentro de los campus.

Concretamente, en el caso de Texas, el proyecto de ley HB 750 ya ha sido aprobado por un comité y parece que lo tiene fácil para obtener el visto bueno. De hecho, durante estos días, los propios estudiantes debaten su derecho a portar armas en la Universidad.

«No estamos preparados»
En declaraciones al periódico texano «The Fort Worth Star-Telegram», Peter Salas, alumno del centro, admite que se opone a que se permitan las armas en las universidades del estado, a pesar de que en su familia está muy arraigada la tradición de la caza. «No hay necesidad de tenerlas en el campus», explicó a este diario el joven, de 26 años. «Si alguien viene a mi casa, entonces eso cambiaría el juego. Pero ir a un campus grande con gente por todas partes... No estoy preparado para ello», reconoce el joven, que se ha puesto al frente de un grupo que ha recogido firmas en contra del proyecto de ley.

Con todo, se espera que esta iniciativa, que tiene el beneplácito del gobernador del estado Rick Perry, sea aprobada en los próximos días. También pueden oírse últimamente las voces de aquellos grupos pro armas que defienden que los estadounidenses son responsables de su propia seguridad y, por tanto, que se debe respetar el derecho a llevar pistolas de los estudiantes. Precisamente, los defensores y detractores de la necesidad de portar armas en los campus utilizan en ocasiones los mismos ejemplos para respaldar sus argumentos. Es el caso del atentado de Tucson del pasado enero.

Entonces, Rand Paul, senador republicano por Kentucky, recordó «que las armas no matan a la gente: es el individuo el que lo hace». Y es que se refería al hecho de que el hombre que atentó contra Giffords, Jared Lee Loughner, presentaba problemas mentales. También hay que recordar que la propia congresista, en una entrevista previa al atentado concedida a «The New York Times», admitió que tenía una pistola en su casa.

Cada vez que salta la polémica, es seguida de cerca por el «lobby» de las armas, uno de los más poderosos de Washington. En la actualidad, el apoyo a su control ha descendido: los estadounidenses se han opuesto en los últimos años a cualquier intento de prohibición al uso de las armas, siempre muy unidas a la política y cultura del país.
 

Estudian dejar a los profesores ir armados a las aulas
En Arizona, Oklahoma y Nuevo México se están planteando actualmente si permitir las armas ocultas no sólo a los estudiantes, sino también al propio personal universitario. Es más: los estados de Nebraska y Tennesse se refieren expresamente a la posibilidad de que los profesores –al menos en los centros públicos– puedan llevar armas. Mientras, en Nevada y Texas –donde la propuesta tiene muchas posibilidades de prosperar– se plantean acabar con la potestad de los centros a la hora de prohibir las armas.