Berlín

El destape urbano non grato

Ni espectáculo de pectorales –en el mejor de los casos– ni «show» de bikinis por las Ramblas y fin al ya tradicional paseo de algún que otro naturista por el centro haga frío –sólo con bufanda– o calor –sólo con reloj–.

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El Ayuntamiento de Barcelona decidió ayer zanjar el polémico debate sobre el seminudismo en la ciudad cuando suben las temperaturas y prohibió ir desnudo, en bañador, o con una pieza similar, fuera de la playa, las piscinas y sus inmediaciones. Un acto que podría llegar a sancionarse con una multa de entre 120 y 500 euros y que modificará la actual ordenanza de civismo.

La prohibición, que comenzará a aplicarse el próximo 15 de mayo, no ha gustado a todos. La votación no estuvo exenta de polémica. El Consistorio pudo aprobarla gracias a los votos a favor de socialistas y nacionalistas (CiU), a pesar de la abstención del PP y la oposición de ERC e ICV-EUiA. Los populares creen que es demasiado laxa y los republicanos y ecosocialistas la ven «desproporcionada» e «innecesaria».

Para tratar de calmar los ánimos, la teniente alcalde de Seguridad, Assumpta Escarp, quiso insistir en que la modificación de la ordenanza municipal «no regula cómo vestir» e hizo hincapié en que sólo se llegará a la sanción si, tras la advertencia de los agentes de la Guardia Urbana, los implicados deciden seguir sin camiseta o semidesnudos.

«Trias (candidato a la alcaldía por CiU) y Hereu han pactado mostrar tarjeta amarilla al nudismo en nuestra ciudad, cuando lo que se necesita es la tarjeta roja directa y al vestuario», consideró el presidente del PP en Barcelona, Alberto Fernández. El edil popular lidera desde hace años una contundente campaña contra el nudismo en la ciudad, pero decidió abstenerse porque la modificación de la ordenanza es ambigua y crea «lagunas».

En el lado opuesto de la balanza, la opinión de los ecosocialistas. «Está fuera de todo sentido común que ir por Barcelona en bañador se pueda sancionar con más dureza que si un coche que se salta un semáforo en rojo poniendo en riesgo la salud y la vida de las personas». Y es que, a partir de ahora, si se opta por ir semidesnudo por la Ciudad Condal se podría sancionar con la misma dureza que la conducción temeraria o ir a 100 kilómetros por hora por sus calles.

La introducción del nudismo en la ordenanza de civismo era uno de los puntos más demandados por el sector hotelero y de restauración de la ciudad. Las pegatinas de prohibición que se instalaron hace un par de años de poco han servido al no estar contemplado el nudismo en la ordenanza de civismo que se creó hace un lustro. Para los empresarios, la estampa de un bikini o un pecho descubierto por el centro de la ciudad restaba valor añadido a la ciudad y le alejaba de la imagen de urbanidad de otras capitales o grandes ciudades europeas como Berlín o París.

Desde 2006, la única mención que hacía el código de la ciudad al respecto era que la libertad de un individuo en el espacio público acaba en cuanto se falta el respeto del otro.

Un enunciado confuso – «nadie con su comportamiento en la vía pública puede despreciar los derechos de otras personas, ni ofender las convicciones ni las pautas generalmente admitidas sobre convivencia»– que podía cargar en una denuncia de un ciudadano a otro. Si el agente de la Guardia Urbana veía conveniente que en ese caso se faltaba a las convicciones del denunciante, la multa que podía recibir el nudista podía ascender a 901 euros por falta grave, una cantidad superior al tope de 500 euros que se estableció ayer.

El problema al que se puede enfrentar ahora el Consistorio es la falta de solvencia de este tipo de multas. La recaudación del Ayuntamiento por las sanciones de los incívicos es mínima. En 2008, sólo se cobró el 10 por ciento de las multas cuando, en cambio, se cobran cuatro de cada diez multas de tráfico. ¿El motivo? La mayoría de sancionados se declaran insolventes o son ilocalizables por no residir en Barcelona.

Con todo, y a pesar de que cada año se publique en los casi 500.000 planos de la ciudad editados en diversos idiomas un apartado de consejos al turista que pide «respetar las normas de convivencia», el desnudo urbano con la llegada del calor y la subida de temperaturas está más que asegurado. La polémica está servida.


Las Palmas y Alicante se adelantaron
- El desnudo no está de moda, no gusta. Pero no es nuevo. Varios municipios españoles se adelantaron a Barcelona y prohibieron lucir el torso desnudo. El Ayuntamiento de Las Palmas optó por publicar un bando en 2004 en el que aclaraba que «el nudismo, cuando se practica en lugares de tránsito, uso masivo o bien impropio de aquella práctica, deja de ser natural para convertirse en forzado exhibicionismo impuesto a los demás». Eso sí, a pesar del aviso no se ha acompañado de medida coercitiva alguna. En Alicante se quiso ir más allá y en mayo de 2008 se anunció un castigo de entre 751 y 1.500 euros para los nudistas.