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Cuba

Decadencia a ritmo de son

Decadencia a ritmo de son larazon

La «perla del Caribe» es una síntesis perfecta de Cuba y de sus gentes. En la capital, el bullicioso Malecón es el gran teatro cubano donde se tejen y destejen las vidas de los habaneros y donde más y mejor podremos conocer su alegría contagiosa y ese relajado «dejarse llevar» del que han hecho su filosofía de vida. Pasear por aquí permite al viajero empaparse del alma de Cuba, aunque también resulta imprescindible perderse, sin miedo, en los recovecos de la laberíntica Habana Vieja, como se conoce al casco antiguo de la capital. Este rincón es famoso por sus calles estrechas, galerías, iglesias, palacios, edificios coloniales y fortalezas. El castillo del Morro, en un peñasco frente al mar, la plaza de Armas, del siglo XVI, y la consistencia de las murallas permiten al trotamundos imaginar los orígenes de una ciudad que durante años vivió asediada de forma casi permanente por piratas.
No hay que olvidar la calle de los Mercaderes para descubrir algunas de las tiendas más curiosas y singulares de la isla. Además de llevarnos una sorpresa, relaja no encontrar escaparates impolutos en una jornada de compras al más puro estilo caribeño, con sencillas piezas de joyería, especias de todo tipo, perfumes a base de esencias naturales, esponjas marinas y, por supuesto, algunos de los mejores puros y rones de Cuba.
Pero la isla es algo más que su capital. La costa presume de albergar algunas de las playas más concurridas y hermosas del Caribe, además de contar con hoteles de lujo, «resorts» en los que no falta ni un sólo detalle para garantizar nuestro descanso. Varadero o Cayo Coco son las más conocidas, no en vano sus aguas color turquesa y su arena blanca nos recuerdan al ansiado paraíso. Los más activos pueden disfrutar de una jornada de windsurfing, snorkel o vela. Y si la pereza nos puede, nada mejor que tumbarse con una piña colada, un mojito o cualquier cóctel refrescante. Las prisas y el estrés aquí no tienen cabida.