Bruselas
Portazo a las fronteras de la UE
Los 27 apoyan la propuesta francesa para recuperar los límites interiores en casos «muy críticos»
Los desafíos en las fronteras externas de la UE han ganado la batalla a la libertad de movimiento en el espacio interior europeo. Los líderes de la UE apoyaron ayer la propuesta francesa de reintroducir «en circunstancias excepcionales» las fronteras interiores, en casos de «gran presión» migratoria, que el presidente Nicolás Sarkozy abanderó el pasado abril tras la llegada de 30.000 inmigrantes a Europa desde el norte de África.
Para no desgastar los logros del espacio Schengen sin fronteras, los europeos limitan la aplicación de esta nueva cláusula a situaciones «verdaderamente críticas» en las que un estado miembro «no pueda seguir cumpliendo con sus obligaciones» del tratado, respecto a la vigilancia de fronteras, tal y como recogen las conclusiones de la cumbre europea.
Por ello, el cierre fronterizo será planteado para un tiempo limitado y sólo como último recurso, tras haber ofrecido al Estado miembro en apuros asistencia técnica y financiera, o refuerzos de la agencia de fronteras europea Frontex.
Tras el roce fronterizo entre franceses e italianos, que incluyó el cierre durante unas horas de un punto fronterizo, la Comisión Europea presentó el pasado abril el esbozo de esta cláusula de salvaguarda, que se suma a la excepción que permite ya la convención para recuperar los controles fronterizos en caso de amenaza para la seguridad y el orden público en los países.
Decisión en septiembre
Los líderes devuelven ahora la pelota a Bruselas, y le piden que concrete para septiembre esta reforma de Schengen. El camino no va a estar exento de choques, ya que la Comisión y los estados miembros discrepan claramente sobre cómo concretar esta modificación sustancial que, en definitiva, determinará si el acuerdo que desde 1995 permite a los europeos viajar sin controles queda diluido tras el giro de tuerca de ayer, o el «gran logro tangible y exitoso» de la libertad de movimiento sale reforzado, tal y como celebran las conclusiones.
Las diferencias se centran en quién tendrá la voz para determinar estas nuevas excepciones. El Ejecutivo comunitario aboga por seguir un procedimiento «comunitario», que implicaría que gran parte de la decisión pase por Bruselas, para lo que también quiere enmendar las excepciones anteriores, para terminar así con los cierres unilaterales de fronteras.
La posición española
Por su parte, los estados miembros quieren que la decisión continúe principalmente en sus manos, tal y como siempre ha sido en un tema tan sensible como el migratorio.
Al ser preguntado sobre la posición española, el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, pareció poner el acento en el lado de los estados miembros. De todas formas, sí subrayó claramente que gracias a España y Suecia, la inmigración ilegal no será una razón para activar este nuevo mecanismo especial.
La comisaria de Interior, Cecilia Malmström, trabaja a regañadientes para concretar una propuesta que ha tenido que aceptar ante la presión de los estados miembros y de un clima «populista» y «xenófobo» en gran parte de Europa, como ella misma criticó esta misma semana.