Londres

Un doble atentado sectario enciende la alarma en Kabul

Un grupo terrorista paquistaní se atribuyó la matanza
Un grupo terrorista paquistaní se atribuyó la matanzalarazon

Islamabad- Afganistán vivió ayer uno de los episodios de violencia sectaria más sangrientos de los últimos diez años. Dos terroristas suicidas provocaron una auténtica carnicería en sendas mezquitas chiíes en Kabul y la localidad de Mazar-i-Sharif, al norte del país, cuando miles de peregrinos conmemoraban el martirio del imán Husein, el nieto del profeta Mahoma. Más de 60 personas murieron y otro centenar resultaron heridas en el doble atentado suicida de tintes sectarios, que convirtió la festividad religiosa de la «Ashura» en una jornada negra. El peor de los ataques se registró en el santuario de Abul Fazl, al sur de la capital afgana, a plena luz del día. El suicida esperó a que el templo estuviera abarrotado de peregrinos para detonar la carga explosiva que llevaba adosada al cuerpo. La explosión hizo saltar por los aires al kamikaze que se llevó por delante a decenas de personas y provocó numerosos daños materiales en la mezquita y los alrededores.

Las televisiones locales mostraban imágenes desgarradoras de cadáveres tendidos en la explanada de la mezquita, mientras los heridos eran evacuados en ambulancias y vehículos particulares a diversos centros hospitalarios. Poco después, otro suicida que iba en bicicleta se hizo estallar en la plaza de Alokozai, en Mazar-i-Sharif, y causó la muerte de cuatro personas. Estos cruentos atentados sectarios buscaban «romper la unidad de los afganos», dijo el presidente, Hamid Karzai, que suspendío su previsto vieja a Londres. El mandatario afgano calificó a los autores de los atentados de «enemigos del islam y del país». La comunidad chií representa casi el 20% de la población afgana, y aunque estos ataques sectarios son habituales en otros países musulmanes, en Afganistán no se había registrado ningún episodio de este tipo de violencia hasta ahora, lo que podría poner en peligro la buena convivencia entre chiíes y suníes. Lo que al principio pudo parecer un ataque orquestado por los insurgentes en respuesta a los acuerdos alcanzados en Bonn resultó tener el sello del grupo paquistaní, Lashkar-e-Jhangvi al-Alami, una milicia islamista con un largo historial de matanzas sectarias en Pakistán. Este grupo fue el responsable del atentado más sanguinario contra chiíes en una procesión de la «Ashura» en Lahore hace dos años. En previsión, el Gobierno paquistaní extremó ayer la seguridad.