Génova

Análisis: La campaña aúpa al PP

Los populares se sienten ganadores y no variarán su estrategia de centrar el discurso en los cinco millones de parados. Los socialistas cuentan con la derrota, pero aún confían en los indecisos para amortiguar el batacazo de las encuestas. 

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El PP cree que le está ganando la campaña al PSOE y ésta es una sensación no poco importante dentro de las filas populares pues hasta ahora tenían prácticamente interiorizado el complejo de que en las campañas su adversario los goleaba, hicieran lo que hicieran. Esta vez, sin embargo, han tocado ya el final de la primera parte del partido y el PP se ve por delante en el marcador. La estrategia está perfectamente definida y no la van a cambiar pase lo que pase en esta recta final, según sostienen en Génova. Ni Mariano Rajoy va a dejar de centrar todo su discurso en el empleo ni tampoco va a picar ninguno de los «anzuelos» del PSOE. O dicho de otra manera, no va a dejar de hacer de Rajoy: perfil bajo hasta evitar los titulares en grandes caracteres, no salirse en la medida de lo posible de su discurso económico y no retroalimentar los debates que intenta colar con fórceps el PSOE en la agenda para calentar la campaña y agitar el voto ideológico.

Visto desde fuera puede hasta parecer que Rajoy no ejerce su autoridad o, al contrario, que deja hacer en un medido reparto de papeles. Quizá no es ni una cosa ni mucho menos la otra, sino que simplemente él sigue su propio camino, y hace lo que quiere y cuando considera que le viene bien con un objetivo: las próximas elecciones generales. En esta campaña Rajoy no da puntada con hilo que no sea pensando en La Moncloa, hasta el punto de que parece que más que estar pidiendo el voto para el 22-M está ya recolectando votos para su candidatura. Por eso en el discurso no hay elementos que puedan perjudicarle electoralmente en graneros como el catalán, básicos para su elección. Y por eso no se olvida de ir tejiendo su red de posibles alianzas.

«Es el momento de coger poder y pactaremos con quien haga falta, sin renunciar a nuestros principios», sostiene uno de los estrategas de Génova con mando y plaza en el Comité de Dirección. En ese perfil desdibujado en todo lo que no sea la economía no han entrado ni han tenido cabida ni siquiera unas palabras para criticar, por ejemplo, las barbaridades que ha dicho y ha hecho el PNV ante la decisión del Tribunal Constitucional (TC) de permitir que Bildu se presente a las elecciones. Este último es el tema más delicado con el que ha tenido que batirse el líder del PP en esta primera semana, con consecuencias para su imagen externa y dentro del partido. Pero desde que tuvo la primera noticia de la decisión del TC ha actuado siguiendo su regla de evitar que ni siquiera una cuestión mayor, que afecta a las esencias de la doctrina del PP, pudiera cambiarle el contenido y el continente de su campaña.

La explicación oficial que dan en Génova es que «con esta estrategia Rajoy ha desesperado al PSOE» al no entrar en ninguno de los trapos que le han colocado. En la dirección del PP descartan tajantemente que su moderación le haya podido quitar ni un solo voto y se felicitan, además, de que tampoco hayan contribuido a dárselos al PSOE. El referente que citan son las elecciones europeas, cuando los socialistas —recuerdan—intentaron encorsetar la campaña en las siglas de la UE, mientras ellos peleaban por bajarla a la arena de la crisis económica. Aquello les salió bien y ahora vaticinan un resultado tan bueno como entonces. La única incógnita que a estas alturas hierve en Génova está en los pactos postelectorales, es decir, en el número de sitios en los que aún ganando no podrán gobernar si no tienen la mayoría absoluta por la alianza del PSOE con IU y con los nacionalistas. Pero no es algo que les levante dolores de cabeza.