Champions League

F. C. Barcelona

Abrazos

La Razón
La RazónLa Razón

El gran José Martínez, Pirri, el doctor Martínez, uno de los grandes en la historia del Real Madrid y tan eficaz como honesto en su labor de director deportivo madridista –cayó con Florentino Pérez en beneficio de Emilio Butragueño y Jorge Valdano–, ha dicho que «los jugadores de hoy celebran los goles haciendo gilipolleces». Le sobra la razón. Hago un paréntesis. Los goles de Carvalho y Özil al Atlético se han celebrado a la antigua, de verdad, sin poses de arquero, chupetes, besos de anillos, indicaciones del número, dedicatoria al cielo, y lo peor, acunando bebés recién nacidos o bailando al unísono una memez.
Los goles del Real Madrid se han celebrado como en los tiempos de Pirri o en la época de don Alfredo di Stéfano. A lo macho. Y el partido lo ha merecido, porque ha sido un enfrentamiento abierto y fuerte, como los de antaño, con un Atlético formidable y un Real Madrid mejor. El fútbol son detalles.
La jugada de Özil, la seguridad de Carvalho, los vuelos de Casillas, la frescura de Marcelo y el pase con la espalda de Cristiano Ronaldo, que ha enfadado bastante a su defensor, y no encuentro el motivo, porque sin sorpresas de los elegidos el fútbol sería un aburrimiento.
No me olvido de la gran volea del soso –Higuaín– y de la réplica de Forlán. Y tampoco de Benzema, que no es precisamente la alegría de la huerta, pero tiene más clase que Bobby Charlton. Bueno, y a lo que íbamos. Dos goles celebrados por hombres, no por cretinos, como denuncia Pirri.