
Sevilla
Rivas un hombre al «servicio del partido»
Dice Enric González que «la familia sólo interesa cuando se habla de la mafia, como en ‘El Padrino' o ‘Los Soprano', porque se trata de un negocio familiar en el que abundan los conflictos internos. Y cuando se habla de la monarquía, por las mismas razones». Otras «familias» –más allá de los conflictos Janeiro-Esteban– también interesan. Al menos, a los jueces.

La opinión sobre Antonio Rivas vira 180 grados según el bando en que se pregunte. Mentarle su nombre a los implicados en el «caso Camas» es nombrarle a la bicha, que dicen en los pueblos. De pueblo también es Rivas, de Camas, para más señas, y artífice del crecimiento del grupo local del PSOE. O, como dicen dentro con reminiscencias puzianas, «el partido». La familia.
Rivas, desde su militancia sindicalista como tornero, logró unir la agrupación socialista y consiguió dos mayorías absolutas en la Alcaldía, hasta que fue reclamado para otros cargos. Dos legislaturas y media conservó su puesto como delegado de Empleo. Entre los socialistas, es admirado y respetado: «Es muy buena persona». «Lo que le está ocurriendo –y lo está pasado «muy mal», afectándole incluso físicamente– es por eso», cuentan desde dentro del partido. «Si un día te piden un favor y lo haces, estás perdido». La máquina ya no para. Donde pone favor, léase –según algunos, como el comité de empresa de Mercasevilla, y presuntamente, por supuesto– «financiación del partido». Ilegal, alegal o legal. Depende. Las grandes agrupaciones precisan «combustible». Fondos. «El ‘caso Camas' y el ‘caso Mercasevilla' son lo mismo», dicen las mismas fuentes. Mellet y Ponce lo explican en la grabación que originó el segundo: «El dinero no es para nosotros», es «para carteles de Felipe González» y esas cosas.
Los que conocen a Rivas defienden que «lo que haya hecho o dejado de hacer, no lo ha hecho para él». El partido lo arropa –ha conservado su cargo «más allá de la prudencia», retrasando la Junta su sustitución dos meses–, según fuentes socialistas. Lo seguirá protegiendo «mientras pueda». El ex consejero Antonio Fernández llegó a negar su imputación.
Como reza el adagio, Rivas vale más por lo que calla que por lo que dice. En una de sus declaraciones judiciales, lanzó un mensaje dentro y fuera de la familia socialista. «Estoy aquí porque he pisado muchos callos». («Mantén cerca a tus amigos, pero más a tus enemigos», Michael Corleone). «Ante una imputación injusta, carente de pruebas, he decidido como socialista no servir de coartada del PP para tratar de escabullirse y tapar el latrocinio que verdaderamente representa esta derecha, con sus Gürtel, Matas, Correas, Bigotes», dijo en su carta de dimisión, señalando al otro lado del espejo.
Fernando Mellet –«Nunca te pongas del lado de nadie que vaya contra la familia», Michael Corleone– declaró que recibió una llamada de Rivas para que pidiera al Grupo La Raza una «colaboración voluntaria» de 300.000 euros para proyectos de la Junta como compensación a la subvención. A Mellet «no le extrañó recibir ese encargo». El PSOE ha solicitado –también la Fiscalía– archivar la causa. En el «caso Camas», los imputados señalan al ex delegado como artífice de una «trama-trampa» para recuperar la Alcaldía. Rivas ya fue investigado en 2004 por el cobro de comisiones tras la concesión de un cementerio. Fuentes socialistas recuerdan que Camas es «importantísimo» para el PSOE por su historia.
«Podría haber sido lo que quisiera, cualquier cargo», aseguran. «No ha sido consejero porque no ha querido» ya que «el partido le debe mucho». Aún es miembro del comité director del PSOE-A. En lo estrictamente institucional, no obstante, aseguran que siempre fue ecuánime al repartir los fondos para Empleo, sin mirar las siglas de los ayuntamientos. En este aspecto, «intachable». Y en la sede socialista, un «hombre de partido». Así definen a Rivas. Y lo comparan, salvando distancias, «con Barrionuevo». Las grandes siglas, al parecer, tienen unos tics similares. El mismo fondo: el partido necesita combustible. La pescadilla que se muerde la cola. El presidente Rodríguez Zapatero prometió una Ley de Financiación. Ni está, ni se le espera. El difícil equilibrio entre institución y familia. Más madera.
Le toca mover ficha a la Justicia. Rivas, encarnado aún como «El Protegido» –como si de una filme de Shyamalan se tratara–, quién sabe si, al despertar junto a una cabeza de caballo, podría comprender como en «El sexto sentido» –atención «spoiler»– que, en realidad, este tiempo no ha sido sino un muerto político.
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