Barcelona

La división del PSC estalla en campaña por culpa de su supeditación al PSOE

Carme Chacón, José Luis Rodríguez Zapatero y tampoco los ministros estaban invitados a la campaña electoral de Jordi Hereu. Ni a la de Hereu ni a la de ningún candidato del PSC a las municipales.

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Pero la moción de CiU en el Congreso para reclamar los 1.450 millones de euros del fondo de competitividad abrió las puertas a este elenco de invitados no deseados. En los actos de campaña de ayer de los candidatos del PSC (y del resto de partidos), además de hablarse de vivienda, medidas para frenar la prostitución y de equipamientos sociales, se comentó por qué Chacón y el resto de diputados del PSC en el Congreso votaron con el PSOE contra el anticipo del fondo de competitividad, cuando días antes, en el Senado, lo hicieron a favor.

No hubo una sola respuesta, lo que puso en evidencia que el PSC anda desorientado. Un socialista dijo, fuera de micros, que Chacón, como miembro del Ejecutivo, no tenía otra que votar en contra y que el resto de diputados del PSC no quiso dejarla sola. Hereu parecía que se alineaba con el argumento de los 25 diputados en el Congreso, que acusaron a CiU de «enredar» con el fondo de competitividad por tacticismo electoral. El candidato del PSC a la alcaldía de Barcelona intentó ventilar el asunto calificando la moción de CiU de «artificio parlamentario», pero luego reclamó al Gobierno que abone los fondos e instó a la Generalitat a negociar.

El congreso se complica
Los diputados del PSC en el Congreso aseguraron, en cambio, que «el Gobierno de Madrid no nos debe ni un euro». Y, a través de su portavoz, Daniel Fernández, abogó por una comisión bilateral para solucionar el «conflicto». El candidato de Sabadell, Manuel Bustos, también instó al Govern y al Gobierno a consensuar una solución. Fue el único punto que compartió con los 25 del Congreso. Bustos, que además es presidente de la Federación de Municipios de Cataluña, aseguró que el deber de los alcaldes es estar al lado de la Generalitat en la defensa de los intereses de Cataluña. Como Hereu, reclamó el fondo de competitividad. También lo hizo el alcalde de Lleida, Àngel Ros, que aunque es el único candidato socialista de todas las capitales de provincia que tiene asegurada la victoria, añadió que no se hubiera hundido el Estado ni el partido si se hubiera roto la disciplina de voto.

Ros se atrevió incluso a decir que fue «una equivocación no dar otro sentido al voto», es más, añadió que «me parece poco inteligente dejarse atrapar cada vez (por las instrucciones del PSOE)». En la misma línea se expresó la candidata por Girona, Pia Bosch, en declaraciones a Rac1. Antes, en Twitter, el ex conseller Ernest Maragall se preguntó «¿por qué el PSC vota contra la exigencia de la nueva financiación obra del PSC? Imposible de compartir...». Y Montserrat Tura añadió que «ya sabéis que soy partidaria de dar autonomía a nuestros diputados». El congreso del PSC de otoño se prevé más movido si cabe.

La vicepresidenta segunda, Elena Salgado, no hizo ningún favor a sus compañeros, cuando en el Congreso insistió en que «no se da el supuesto habilitante» para poder hacer anticipos a cuenta. Vamos, que Cataluña no verá los 1.450 millones. Desde CiU, Josep Antoni Duran Lleida, dio la batalla por perdida y avisó de que el Govern no cumplirá con el objetivo de déficit. Como perla añadió que «el PSC no existe». Su correligionario, Xavier Trias, ironizó con que «nadie hace ni puñetero caso a Hereu en el Congreso». La presidenta del PP catalán, Alicia Sánchez-Camacho, dio la estocada al pedir la dimisión de la cúpular del PSC por «engañar». «Si los socialistas tuvieran un poco de dignidad tendrían que estar escondidos bajo las piedras», remachó.