Música

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Grandes beneficios por Enrique Miguel RODRÍGUEZ

La Razón
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En agosto hará 50 años del suicidio, asesinato o lo que fuese que produjera la muerte de Marilyn Monroe. Para la persona, sus familiares y amigos, morir a los 36 años es una tremenda desgracia, pero para la estrella, para el personaje, para el mito, es asegurar su gloria eterna. Teniendo en cuenta que Marilyn empezaba su declive, que vivía obsesionada por el deterioro físico –tengamos en cuenta que medio siglo atrás 36 años son como 50 de hoy–, añadamos el avance portentoso de la cirugía plástica y otros tratamientos que aseguran una larga juventud. Para la estrella, el físico era algo primordial para su carrera. Añadamos que era consciente de que su imagen era la que la había convertido en la más deseada, la más fotografiada, la más popular. Todo esto le había dado un lugar preferente en el cine. En su vida, confesó que había utilizado su cuerpo para tratar de conseguir el amor. También dijo que los hombres se acostaban con Marilyn, pero se levantaban con Norma y ésta no era capaz de conseguir cariño a largo plazo. Aparte de sus maridos, su lista de amantes ocasionales es inmensa: John y Robert Kennedy, Marlon Brando, Tony Curtis, Frank Sinatra, Robert Mitchum... Pero los grandes beneficiarios de la trágica muerte de la estrella han sido los mercaderes. 50 años vendiendo sus películas, los libros sobre su vida, discos y constantemente apareciendo en todas las revistas, fotografías inéditas, que generalmente ya se conocían. Subastando sus objetos más personales, resumiendo, vendiendo hasta sus mas recónditas intimidades. Este mercado está de enhorabuena: con la conmemoración de su muerte hace 50 años, las ventas se multiplican, además sin que la que genera este gran negocio evidentemente cobre nada, ni tampoco había herederos directos –los derechos de imagen no existían en 1962–, con lo que difícilmente nadie puede reclamar nada. Indudablemente los mercaderes han sido los herederos universales de una estrella que jamás se apaga.