Conciliación

Ser feliz en el trabajo clave para la innovación

Pocas empresas tienen en cuenta la importancia del entorno

Imagen de la sede de Google en Madrid. Esta empresa es uno de los ejemplos más claros de entorno afable y divertido, en la que los empleados tienen un alto rendimiento
Imagen de la sede de Google en Madrid. Esta empresa es uno de los ejemplos más claros de entorno afable y divertido, en la que los empleados tienen un alto rendimientolarazon

VALENCIA- Despertarse por la mañana y alegrarse de tener que ir a trabajar, llegar a la oficina y sentirse a gusto, y llevarse bien con los compañeros, son elementos fundamentales para que un trabajador sea feliz. Al mismo tiempo, el bienestar de los empleados es una de las principales claves para que sean creativos e innovadores. Por ello, las empresas deberían dar mucha más importancia al entorno que han generado para sus trabajadores, tanto físico como emocional.
Ésta fue una de las principales ideas que aportó la filósofa y profesora (entre otras muchas ocupaciones) Elsa Punset, hija del célebre divulgador científico, Eduardo Punset, durante su intervención durante el IV Congreso de Consultoría celebrado esta pasada semana por la Asociación de Empresas de Consultoría de Terciario Avanzado de la Comunitat Valenciana (Aecta).
Punset puso a empresas como Google, Redbull o Pixar, como ejemplos de empresas con altos niveles de rendimiento y productividad de los trabajadores, y en las que existen entornos divertidos, coloristas, alegres, y con elementos de distendimiento para los empleados.
«La felicidad ayuda mucho a la innovación», dijo la conferenciante, y explicó que para que una relación (sea del tipo que sea, sentimental, amistosa, de compañeros de trabajo o jefe empleado), funcione, el ratio entre las palabras y gestos positivos y los negativos, tiene que ser de uno a cinco.
De ahí la necesidad de que el jefe sepa motivar a sus subordinados y hacerles sentir parte de la empresa, que estén orgullosos de trabajar en ella.
Trabajar para vivir
Punset explicó que en poco más de un siglo se ha pasado del esquema de trabajar para sobrevivir, a trabajar para vivir, un cambio radical que todavía se está intentando gestionar.
Puesto que la motivación de los trabajadores en la actualidad no es sobrevivir, en el sentido estricto de la palabra, hacen falta otro tipo de incentivos (emocionales) para que los empleados deseen realizar este trabajo, se sientan felices con él. Sólo así, dijo Punset, maximizarán su grado de creatividad.
Por ahora, subrayó, se está haciendo todo lo contrario. «Hemos creado lugares de trabajo que incitan a la gente a no ser felices. Y esto es lo que tiene que cambiar, sin tener miedo a este cambio».
En este sentido, señaló la importancia que tiene para las empresas la ausencia del miedo al fracaso. En EE.UU, señaló, que un proyecto empresarial no funcione, no se castiga, no está mal visto. Más bien al contrario. Si alguien ha fracasado en el intento de poner en marcha una idea, lo añade a su currículum, porque significa que, al menos, lo ha intentado.
En España (y en otros países europeos) pasa justo al contrario. El fracaso se castiga con la crítica e incluso con la marginación. De ahí que los empresarios tengan siempre miedo a romper con lo establecido, con la estructura creada. Esto tiene que cambiar para que las empresas empiecen a ser innovadoras.
Dentro de la negación al cambio, las pymes familiares son, sin lugar a dudas, las menos proclives a incorporar cualquier tipo de modificación en sus métodos. La familia en sí, es un núcleo contrario al cambio.
«Si quieres realizar cualquier tipo de modificación en tu vida, no se lo consultes a tu familia, no te apoyará». Explicó que la familia aporta muchas cosas positivas, como la estabilidad y la seguridad, pero limita el crecimiento personal, puesto que su naturaleza es contraria al cambio.


«Dejemos de aburrir a los niños»
- Las personas más creativas e innovadoras son los niños. Su capacidad para idear e imaginar es enorme, una aptitud que se va perdiendo con el tiempo, además de una forma muy rápida. «Nos entrenan para que perdamos la capacidad de inventar». Elsa Punset explicó el concepto del pensamiento divergente, que consiste en la capacidad de dar múltiples respuestas a una misma pregunta. La media se encuentra en 15 respuestas. Un «genio» del pensamiento divergente encontraría 200. Diversos experimentos han demostrado que el 98 por ciento de los niños de siete años se encuentra en este grupo. A los diez, el porcentaje ha caído al 50 por ciento, y a los 15 quedan muchísimos menos «genios» de la creatividad. No es difícil imaginar dónde queda esa capacidad para imaginar cuando un adulto llega a su primer empleo.