España

De España y su futuro

La Razón
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Si hay algún dirigente político que con plena autoridad moral puede dar lecciones de cómo enfrentarse a una herencia paupérrima, de cómo transformarla en riqueza social y de cómo superar la crisis económica que atenaza a una nación, ése es José María Aznar. Desde esa cátedra que sólo se alcanza cuando se ha protagonizado con éxito una etapa histórica, el presidente de FAES impartió ayer en LA RAZÓN una lección de plena actualidad porque casi ninguno de los males que hoy aquejan a España le fueron ajenos como gobernante. De ahí que su mensaje huyera del lamento derrotista y de la resignación fatalista para afirmar la fe en la capacidad de los españoles y la confianza en que se puede salir del abismo si se recuperan los valores morales, políticos y constitucionales que nos han guiado desde la Transición hasta 2004. Fue a partir de aquel año, con la victoria del socialismo en traumáticas circunstancias, cuando se puso en marcha un proceso de ruptura y regresión con respecto a la fecunda herencia de los gobiernos del PP. Los socialistas iniciaron el desmontaje de aquel espíritu constitucional de la Transición, suscribieron pactos tan antidemocráticos como el tristemente célebre del Tinell, que dejaba fuera del juego político a la mitad de los españoles, y fabularon una Memoria Histórica como arma arrojadiza. En el plano económico rompieron el pacto de estabilidad y se embarcaron en un desmesurado gasto público. Y en la escena internacional demonizaron la relación con EE UU, renunciaron al ventajoso Tratado de Niza y giraron hacia un provincianismo barnizado con una risible Alianza de Civilizaciones. Así se explica que España haya retrocedido en estos seis años a la misma situación que en 1996: paro masivo, parálisis económica y estancamiento social. Es decir, una España sumida en el sufrimiento inútil y sin perspectivas. Si la herencia que dejó Felipe González lastró el despegue de España hasta el comienzo del milenio, la herencia que reciba el próximo Gobierno será mucho más ruinosa y enderezarla costará años de sacrificios y esfuerzos. Pero es posible superar el desafío. Son posibles otra forma de gobernar y otras políticas de progreso. La sociedad española tiene recursos, fortaleza e inteligencia suficientes para salir del marasmo en que la han sumido los gobiernos del PSOE. Ya se logró una vez, en 1996, y se puede reeditar aquella remontada si se adoptan las decisiones correctas. José María Aznar las enumeró ayer con claridad: recuperar los consensos políticos básicos y el valor normativo de la Constitución, poner fin a la centrifugación del Estado y restablecer la confianza y la plenitud de las instituciones. No son fórmulas mágicas, sino los puntos esenciales de un proyecto de regeneración destinado a fortalecer la convivencia, devolver a España su vigor perdido y sentar las bases de la recuperación económica para volver a la prosperidad. En estos momentos sólo hay una formación política en disposición de pilotar ese proyecto regenerador: el PP, que lidera Mariano Rajoy, un dirigente que «ya sabe lo que es hacerse cargo de una herencia socialista y poner de nuevo en marcha el país», como subrayó Aznar.