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José María Aznar

Aído dimisión

La Razón La Razón

«Teníamos un problema y lo hemos resuelto». Fue una de las frases más polémicas de José María Aznar que parece haber creado escuela. A las mujeres policías destinadas en la frontera de Beni Anzar las retiran de su lugar de trabajo porque unos impresentables las insultan. Vamos, que las quitan por huevos –por los de Marruecos–. ¿Eso es luchar por la igualdad de género?. ¿Así resuelve un conflicto el gobierno de un hombre que en su primera entrevista, recién llegado a Moncloa, se definió como «feminista y rojo»?. Pues vaya ojo. Se lo han puesto fácil a quienes no les gusta ver a mujeres en un determinado lugar de trabajo: se las humilla, se las intimida, se las acosa y son retiradas de inmediato. O mejor, se las convence para que acepten otros trabajos menos provocativos ante el ojo machista. Hubiese sido una ocasión magnífica para que la autoproclamada ministra de igualdad acallara las críticas sobre su ineficaz gestión. Pero Aído ha preferido –no ha sabido– esperar la llamada de atención del sindicato policial sobre su vergonzosa afonía en este caso, para hacer un comunicado típico y tópico, vacío de toda iniciativa y yermo de soluciones reales. Este sí que es un claro caso de machismo, de discriminación real de la mujer, y no los espejismos que la ministra y sus soguillas asalariadas insisten en ver y criminalizar, en los que desembolsar presupuestos astronómicos. Y por descontado, tampoco se ha oído a las organizaciones feministas hipócritamente autoproclamadas progresistas, ya que ninguna subvención estaba en juego. Aído ha actuado tarde y mal en el caso más flagrante sobre desigualdad y sobre violencia machista que ha tenido durante su mandato. Que dimita o que la dimitan. Quizá sea la solución.