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El avance de la derecha populista marca las elecciones en Finlandia

Finlandia ya no es inmune al populismo. Siguiendo los pasos de sus vecinos nórdicos, un partido xenófobo y antieuropeo ha irrumpido con fuerza en el panorama político. Se trata de los Verdaderos Finlandeses (VF), una formación que ha cuadriplicado su intención de voto de cara a las elecciones de hoy domingo.

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Su líder, el eurodiputado Timo Soini, ha sabido capitalizar el descontento del electorado con los partidos tradicionales (conservadores, centristas y socialdemócratas) con un mensaje nacionalista, xenófobo y antieuropeo.

Durante la campaña, su principal caballo de batalla ha sido la oposición a que Finlandia participe en el rescate de Portugal, rechazado por el 59% de la población. «Somos el único partido euroescéptico del Parlamento. No estamos contra Europa o los europeos, sino contra el tipo de sistema que la UE representa», explica Soini.

Este rechazo frontal a que Finlandia contribuya con 1.400 millones de euros al rescate luso o con 8.000 millones al Fondo de Rescate Temporal (EFSF) contrasta con el europeísmo que han mostrado tradicionalmente los tres principales partidos del país, que se integró en la UE en 1995.

Kari Huhta, corresponsal internacional del «Helsingin Sanomat», principal diario de Finlandia, explica a LA RAZÓN que «hoy domina el sentimiento de que, mientras nosotros hemos ahorrado, no ha ocurrido lo mismo en Portugal o Grecia». «Finlandia ha mantenido su casa limpia y ahora le toca limpiar la de otros», dice Huhta, quien, no obstante, reconoce que «a nadie le gusta, pero una negativa a participar en el rescate nos haría más daño».

La asistencia financiera a Lisboa cuenta con el apoyo de centristas y los conservadores (en cabeza en las encuestas), cuya coalición de Gobierno puso en marcha duras medidas de ahorro que han convertido a Finlandia en uno de los pocos socios de la eurozona que cumple los criterios de déficit y deuda pública. En cambio, la oposición socialdemócrata ha virado su posición tradicional y exige que los bancos y los inversores privadas también contriubuyan al rescate portugués.

Estas diferencias políticas hacen más difícil si cabe que el partido de Soini pueda formar parte del Gobierno manteniendo una posición euroescéptica. En opinión de Tapio Raunio, profesor de Ciencias Políticas en la Univesidad de Tampere, «una de las principales reglas de pertenecer a una coalición es que tú no criticas las políticas de tus socios, por lo que preveo que si los Verdaderos Finlandeses se suman al Gobierno, la vida les va a ser muy difícil».

Esta división en política europea despierta la incertidumbre sobre si Helsinki cumplirá sus compromisos con la UE. Un hipotético «no» al rescate portugués podría dificultar el apoyo de Alemania y debilitar el euro en los mercados. Fuentes diplomáticas, en todo caso, no ocultan su temor a que Finlandia pierda peso en Europa después de haber disfrutado durante años de una influencia superior a la que le correspondería por su peso demográfico.

Como sus colegas de Austria, Dinamarca o Países Bajos, los populistas finlandeses han contribuido a colocar en el centro del debate político la inmigración, especialmente por su coste presupuestario. Una preocupación que sorprende en un país con un 4% de trabajadores extranjeros. En 2009, a Finlandia llegaron 4.000 inmigrantes, frente a los 67.000 que lo hicieron a Dinamarca, que cuenta con una población similar. «Hemos estado acostumbrado al consenso y las discusiones políticas se han centrado en asuntos nacionales.

La inmigración es algo nuevo que se ha convertido en un reto para la sociedad», cree Ida Staffans, del Centro Finlandés de Ayuda al Refugiado. Según Huhta, «los Verdaderos Finlandeses critican especialmente la inmigración musulmana en un país que durante años ha contado con una cultura muy homogénea. Para ellos, representa una amenaza a la identidad finlandesa».