Literatura

Sáhara

«La Cultura» no lee

La Razón
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No leer es hablar mal. Las palabras tienen cuerpo, y el cerebro las clasifica y ordena. No se alcanza la corrección ortográfica estudiando Ortografía, sino leyendo. Se advierte a lo lejos, incluso entre personas inteligentes, a los que leen y a los que no abren un libro. «Usted tiene excesivas ínsulas». No tengo ínsulas ni penínsulas. Si acaso, y habría de moderar mi soberbia y orgullo, puedo tener ínfulas. El tributo al libro cerrado que muere en la estantería. Bibliotecas yermas en los hogares de quienes lamentan los desastres, los dramas, las tragedias y las catástrofes «humanitarias», como dicen los de la «Cultura».
Redactores de los Servicios Informativos de las emisoras de radio y cadenas de televisión nos informan cada día de la catástrofe «humanitaria» que ha tenido lugar aquí, allá o acullá. Y en los periódicos se insiste en ello. La incultura nacida de la falta de lectura lleva a la perversión del lenguaje. Ayer, unos cuantos representantes del mundo de «La Cultura», como ellos mismos lo motejan, acudieron a las puertas del Palacio de La Moncloa para depositar allí los pliegos con 230.000 firmas recogidas por la plataforma –otra bobada, lo de la «plataforma»–, «Todos con el Sáhara». Nada que objetar a la buena intención de la «plataforma». El conflicto del antiguo Sáhara español no ha conseguido desliarlo ni la ONU en treinta años. En el texto, los hombres y mujeres de «La Cultura» denuncian «el drama humanitario» que sufren los saharauis en sus campamentos de refugiados. Me adhiero a la denuncia del sufrimiento de los saharauis que no quieren ser marroquíes. Pero no al texto redactado por las mujeres y hombres de «La Cultura», y que, con toda probabilidad confunde aún más a los que, sin pertenecer a «La Cultura», nos hemos pasado la vida con un libro en las manos y los ojos en sus palabras.
Lo que experimentan los refugiados saharauis en los campamentos es, con toda seguridad, un drama, una tragedia, una injusticia, y un dolor que se escapa al entendimiento de quienes vivimos su pena desde la lejanía. Pero ese drama, esa tragedia, esa injusticia y ese dolor no pueden ser calificados de humanitarios, por mucho que así lo hayan decidido los representantes del «Cine de la Cultura». Son mejores interpretando los textos que creándolos. El drama, la tragedia, la injusticia y el dolor por el que pasan los refugiados saharauis es humano, que es mucho más sencillo y certero que «humanitario». Un terremoto, como el de Haití, no puede ser considerado, como aún se considera, un «terremoto humanitario», porque lo humanitario es sólo aquello que beneficia a la humanidad. No les pido a los cultos denunciantes y firmantes de la «plataforma» que inviertan el dinero de las subvenciones exclusivamente en libros. Basta y sobra que hagan un esfuerzo sobrehumano y dediquen menos de un minuto a la lectura. Busquen la página 839 del Diccionario de la Lengua Española de la RAE en su última edición. O en la edición que tengan a mano. Apenas un minuto de lectura les recomiendo. «Humanitario, ría. (Del latín, humanitas, humanitatis) Adjetivo. Que mira o se refiere al bien del género humano. 2/ Benigno, caritativo, benéfico. 3/ Que tiene como finalidad aliviar los efectos que causan la guerra u otras calamidades en las personas que las padecen». Hablar del «drama humanitario» de los saharauis equivale a definir su tragedia de benéfica y caritativa. Quizá por ello no les hacen caso. A leer.